El secreto para no enojarse
En un pequeño pueblo vivía Martín, un niño muy enojón. Martín se enojaba por todo, desde si le quitaban un juguete hasta si las cosas no salían como él quería.
Esto hacía que sus amigos se alejaran y que en su casa todos estuvieran preocupados por su temperamento. Un día, Martín conoció a un sabio anciano llamado Don Ernesto, quien le dijo que conocía el secreto para no enojarse. Martín, intrigado, le pidió que le enseñara.
Don Ernesto le explicó que cuando sentía que iba a enojarse, cerraba los ojos, respiraba profundo y pensaba en algo que lo hacía feliz. Martín decidió probarlo.
Al día siguiente, cuando un compañero le quitó un juguete, Martín recordó el consejo de Don Ernesto, cerró los ojos y pensó en su perro jugando con él. Al abrir los ojos, ya no sentía enojo. Con el tiempo, Martín practicó este consejo y notó que cada vez era más difícil enojarse.
Sus amigos volvieron a acercarse y su familia notó el cambio en su actitud. Martín se convirtió en un niño más feliz y tranquilo, gracias al secreto que Don Ernesto le había enseñado.
FIN.