El sendero de los sueños



Érase una vez en un pequeño pueblo llamado Existencia, donde todos los habitantes vivían sumidos en preguntas y reflexiones filosóficas. En este lugar, el existencialismo era parte de la vida cotidiana de cada persona.

En el centro del pueblo vivía un niño llamado Simón, quien desde muy temprana edad mostraba un gran interés por entender su propósito en el mundo. Siempre se cuestionaba sobre la importancia de su existencia y buscaba respuestas en cada rincón del pueblo.

Un día, mientras paseaba por el parque, Simón encontró a un viejo sabio sentado bajo un árbol.

Sin dudarlo, se acercó a él y le preguntó:- Disculpe señor sabio, ¿me podría explicar qué es el existencialismo? El anciano sonrió y respondió con calma:- El existencialismo es una corriente filosófica que busca comprender el sentido de la vida humana y nuestras responsabilidades individuales dentro de ella.

Simón quedó fascinado con la respuesta del sabio y decidió pasar más tiempo junto a él para aprender más sobre este tema tan interesante. Durante semanas enteras, Simón escuchaba atentamente las enseñanzas del sabio y se adentraba cada vez más en los misterios de la existencia.

Un día, mientras caminaban juntos por el bosque cercano al pueblo, escucharon unos llantos desesperados provenientes de una cueva oculta entre los árboles. Se acercaron rápidamente y descubrieron que se trataba de Luna, una pequeña loba huérfana que estaba atrapada.

- ¡Ayuda! - lloró Luna - Estoy atrapada y no puedo salir. Me siento sola y sin propósito en este mundo.

Simón, recordando todo lo que había aprendido sobre el existencialismo, se acercó a Luna y le dijo:- Querida Luna, aunque estés atrapada en esta cueva, tu vida tiene un significado. Todos estamos aquí para encontrar nuestro propósito y tú también lo descubrirás. Juntos encontraremos la salida. Con determinación, Simón buscó una manera de liberar a Luna.

Usando su ingenio y habilidades aprendidas durante sus estudios filosóficos, logró abrir la cueva y dejar libre a la pequeña loba.

Luna miró a Simón con gratitud en sus ojos brillantes y le preguntó:- ¿Cómo puedo encontrar mi propósito en este mundo? Simón sonrió amablemente y respondió:- El propósito de cada uno es único e individual. Debes explorar tus pasiones, ayudar a los demás y nunca dejar de hacer preguntas sobre ti misma. Solo así podrás encontrar tu verdadero camino.

A partir de ese día, Simón se convirtió en el amigo inseparable de Luna. Juntos recorrieron el pueblo compartiendo las enseñanzas del existencialismo con todos los habitantes.

A través de su valentía y determinación para enfrentar los desafíos de la vida, inspiraron a otros a buscar su propio propósito. El pequeño pueblo Existencia comenzó a florecer con una nueva energía llena de esperanza e introspección.

Los habitantes comprendieron que cada uno era responsable de darle sentido a su propia existencia, encontrando felicidad y realización en el camino. Y así, Simón y Luna demostraron que el existencialismo no solo era una teoría abstracta, sino una guía para vivir una vida plena y significativa.

Juntos, enseñaron a todos que cada persona tiene la capacidad de encontrar su propio propósito y dejar huella en el mundo. Fin.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!