El señor de Chillihuay
Había una vez en un pequeño pueblo de la provincia de Salta, Argentina, un hombre muy sabio y respetado llamado Don Emiliano.
Este hombre era conocido por todos como el señor de Chillihuay, debido a su gran sabiduría y a su bondad con todos los habitantes del pueblo. Don Emiliano siempre estaba dispuesto a ayudar a quienes lo necesitaran, y su puerta siempre estaba abierta para recibir a cualquiera que buscara su consejo.
Un día, llegó al pueblo un extraño personaje llamado Drakón, quien se presentó como un gran sabio de tierras lejanas. Drakón afirmaba tener poderes mágicos y conocimientos secretos que podrían cambiar la vida de todos en el pueblo de Chillihuay.
La gente del pueblo, impresionada por las palabras de Drakón, comenzó a prestarle atención y a creer en sus promesas de riqueza y felicidad. Sin embargo, Don Emiliano, el señor de Chillihuay, no confiaba en las palabras de aquel extraño personaje. -Hola, Don Emiliano.
Veo que eres un hombre sabio y respetado en este pueblo. Pero te has quedado atrás en el tiempo. Yo puedo ofrecerte el conocimiento y el poder que te llevarán a la grandeza. -dijo Drakón con una sonrisa arrogante.
-No necesito poderes mágicos ni riquezas para ser grande. La verdadera grandeza está en la sabiduría, la bondad y en ayudar a los demás. Eso es lo que realmente importa en la vida. -respondió Don Emiliano con calma.
Drakón, molesto por la respuesta de Don Emiliano, decidió desafiarlo a un concurso de sabiduría frente a todo el pueblo. Propuso que cada uno de ellos resolviera tres enigmas misteriosos y el que lo hiciera primero sería reconocido como el más sabio de Chillihuay.
Don Emiliano aceptó el desafío, convencido de que su sabiduría y su amor por su pueblo lo guiarían hacia la victoria.
Durante el concurso, Drakón utilizó trucos y artimañas para intentar engañar a Don Emiliano, pero este último, con su astucia e integridad, descubrió las trampas del extraño sabio y resolvió los enigmas con sabiduría y sencillez. Al final, Don Emiliano resultó ser el ganador y Drakón, avergonzado, desapareció del pueblo sin dejar rastro.
Desde ese día, Don Emiliano fue reconocido como el verdadero señor de Chillihuay, y las personas aprendieron a valorar la verdadera sabiduría y bondad que él siempre les brindaba.
El pueblo de Chillihuay volvió a ser un lugar de paz y armonía, donde todos vivían felices gracias a las enseñanzas del sabio y amable Don Emiliano.
FIN.