El Ser Extraordinario
Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Villa Extrañolandia, un ser tan extraño que nadie podía describirlo con palabras.
Tenía ojos grandes y brillantes como estrellas, cabellos de colores que cambiaban según su estado de ánimo y una sonrisa tan radiante que iluminaba todo a su alrededor. Este ser peculiar vivía en lo más profundo del bosque encantado, rodeado de criaturas mágicas y seres fantásticos.
Aunque era diferente a todos los demás habitantes del lugar, siempre se esforzaba por hacer el bien y ayudar a quienes lo necesitaban. Un día soleado, mientras caminaba por el bosque reagarrando flores para regalarlas a los animales del lugar, se encontró con Rafa el ratón.
Rafa era muy tímido y siempre tenía miedo de enfrentarse a situaciones nuevas. "¡Hola Rafa! ¿Cómo estás hoy?" -saludó el extraño ser con alegría. Rafa se sorprendió al verlo allí parado frente a él.
Nunca había visto algo tan raro en toda su vida. Pero algo en la forma en que aquel ser le sonreía hizo que Rafa sintiera curiosidad y decidiera darle una oportunidad. "Eh... Hola... Estoy bien, gracias... " -respondió tímidamente Rafa.
El extraño ser notó la timidez de Rafa y decidió acercarse aún más para hablarle amablemente. "¿Quieres ayudarme a repartir estas flores? Sé que les encantarán a tus amigos roedores" -dijo el extraño ser extendiéndole un ramo de flores coloridas.
Rafa, aunque asustado por la apariencia del extraño ser, aceptó el desafío. Juntos recorrieron el bosque entregando flores a todos los animales que encontraban en su camino. A medida que avanzaban, Rafa comenzó a sentirse más cómodo y confiado.
Al llegar al final del camino, se encontraron con Lila la liebre. Lila era una pequeña liebre muy curiosa que siempre estaba buscando nuevas aventuras. "¡Hola amigos! ¿Qué están haciendo?" -preguntó emocionada Lila.
El extraño ser sonrió y explicó: "Estamos repartiendo estas hermosas flores a todos los animales del bosque". Lila se unió al grupo y juntos continuaron su misión de llevar alegría a cada rincón del bosque encantado.
Pronto, más animales se sumaron al grupo: Lucas el lobo, Martina la mariposa y Tomás el topo. Cada uno de ellos tenía miedos o inseguridades propias, pero gracias al extraño ser aprendieron que no importaba cuán diferentes fueran, podían encontrar la felicidad trabajando juntos y ayudándose mutuamente.
Con el tiempo, aquel peculiar ser dejó de parecer tan extraño para todos los habitantes de Villa Extrañolandia. Aprendieron a valorar sus habilidades únicas y a aceptarlo tal como era.
Y así fue como aquel ser tan especial demostró que no importa cuán diferente seas o cómo te veas por fuera; lo importante es tener un corazón bondadoso y estar dispuesto a hacer el bien en todo momento.
Porque incluso cuando las palabras no alcanzan para describirte, siempre podrás encontrar un lugar donde encajar y ser feliz. Y así, la historia de este ser tan extraño se convirtió en una enseñanza para todos los habitantes de Villa Extrañolandia, recordándoles que la verdadera magia reside en la diversidad y la aceptación mutua.
FIN.