El silencio de Gabriel



Había una vez en un pequeño pueblo, un niño llamado Lucas. Lucas era un niño feliz, amable y curioso, le encantaba descubrir cosas nuevas y escribir historias.

Un día, mientras Lucas jugaba en el jardín de su casa, escuchó una voz suave que lo llamaba.

Era un ángel, de largo cabello dorado y ojos brillantes, que se le acercó y le dijo: "Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios; y he sido enviado a hablarte, y darte estas buenas nuevas". El niño, sorprendido, escuchó con atención las palabras del ángel, quien le anunció que estaba destinado a escribir una historia que inspiraría a muchas personas.

Pero, ante la incredulidad de Lucas, el ángel pronunció unas palabras mágicas: "Y ahora quedarás mudo y no podrás hablar, hasta el día en que esto se haga, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo". Así, Lucas perdió la capacidad de hablar.

A

pesar de su nuevo desafío, Lucas no se desanimó. Decidió comunicarse a través de sus escritos y comenzó a plasmar en papel sus ideas, pensamientos y emociones.

Con el tiempo, sus relatos inspiradores y educativos se volvieron famosos en todo el pueblo, llegando al corazón de muchas personas. Al no poder hablar, Lucas descubrió el poder de las palabras escritas y cómo estas podían trascender barreras. Su silencio se convirtió en su fuerza, y su historia en un ejemplo de superación y resiliencia para todos.

Finalmente,

el día llegó en que la profecía del ángel se cumplió, y Lucas recuperó su voz. Ya no era solo un niño curioso, sino un joven escritor valiente cuyas palabras continuaron inspirando a miles de personas.

FIN.

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