El sol de los peces curiosos



Había una vez, en el océano más hermoso del mundo, un grupo de peces muy curiosos y aventureros. Estos peces eran diferentes a los demás porque siempre estaban buscando nuevas experiencias y emociones.

Un día, mientras nadaban juntos por las aguas cristalinas, sintieron que el calor se volvía insoportable. El sol brillaba con tanta intensidad sobre el océano que los pequeños peces sentían como si estuvieran dentro de una sopa caliente.

"- ¡Ay! ¡Qué calor tan terrible!", dijo Pececito, uno de los más valientes del grupo. "- Sí, es cierto. ¿No sería genial poder ver el sol desde arriba?", preguntó Pecosa, la pez más curiosa del grupo.

Todos los peces empezaron a pensar en esa idea y comenzaron a saltar fuera del agua para intentar llegar hasta la superficie. Pero por más que saltaran y saltaran, nunca lograban alcanzar su objetivo.

Fue entonces cuando apareció Don Cangrejo, un sabio anciano que vivía en una cueva submarina cercana. Don Cangrejo era conocido por sus consejos sabios y su gran experiencia en el océano. "- Veo que están tratando de llegar al sol", dijo Don Cangrejo con una sonrisa amable.

Los peces asintieron emocionados y le contaron acerca de su deseo de ver el sol desde arriba. Don Cangrejo escuchó atentamente y luego les dio un consejo inesperado:"- Queridos amigos, ustedes son criaturas maravillosas tal como son.

Pero no pueden cambiar lo que son. En lugar de tratar de saltar fuera del agua, ¿por qué no aprenden a disfrutar y apreciar la belleza del océano en el que viven?"Los peces se quedaron pensativos por un momento.

Nunca antes habían considerado esa opción. "- Pero, Don Cangrejo, el calor es insoportable", dijo Pececito con tristeza. "- Es verdad, el calor puede ser incómodo.

Pero si aprenden a nadar más cerca de las corrientes frescas y exploran las profundidades del océano, podrán encontrar lugares donde refrescarse y encontrar alivio", explicó Don Cangrejo. Los peces comenzaron a reflexionar sobre las palabras de Don Cangrejo y decidieron seguir su consejo.

Empezaron a explorar nuevas áreas del océano, descubriendo cuevas frescas y arrecifes llenos de vida marina. Aprendieron a adaptarse al calor sin necesidad de salir del agua. Con el tiempo, los pequeños peces se dieron cuenta de que cada parte del océano era especial y hermosa a su manera única.

Apreciaban la frescura de las corrientes marinas y la diversidad de colores en los arrecifes coralinos.

Y aunque nunca pudieron ver directamente el sol desde arriba como querían inicialmente, encontraron una felicidad aún mayor en la belleza submarina que los rodeaba. Desde ese día en adelante, los peces siempre recordaron las palabras sabias de Don Cangrejo: "A veces lo que buscas está justo frente a ti; solo tienes que aprender a apreciarlo".

Y así vivieron felices para siempre bajo el cálido sol del océano, disfrutando de cada aventura y aprendiendo a amar su hogar tal como era. Fin.

FIN.

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