El Sol y la Luna del Amor


Había una vez un matrimonio de ancianos llamados Don Pedro y Doña Marta. Habían compartido toda su vida juntos, pero debido a circunstancias difíciles, tuvieron que vivir en residencias distintas.

Don Pedro vivía en la Residencia del Sol, una hermosa casa de retiro rodeada de jardines coloridos y cuidados. Por otro lado, Doña Marta se encontraba en la Residencia de la Luna, un lugar tranquilo con vistas al mar.

Ambos extrañaban mucho estar juntos y pasaban sus días recordando los momentos felices que habían compartido. Un día, mientras Don Pedro paseaba por el jardín de su residencia, notó algo brillante entre las flores.

Era una moneda antigua con un dibujo peculiar: un sol sonriente en un lado y una luna radiante en el otro. Don Pedro decidió llevar la moneda a Doña Marta para mostrarle su hallazgo. La llevó escondida en su bolsillo para que nadie más supiera sobre ella.

Cuando llegó a la Residencia de la Luna, Don Pedro le dio un beso cariñoso a Doña Marta y le dijo: "Marta querida, encontré algo especial hoy". Sacó lentamente la moneda y ambos quedaron asombrados al verla.

- ¡Oh! ¿Dónde encontraste esto? -preguntó emocionada Doña Marta. - Estaba entre las flores del jardín -respondió Don Pedro-. Me hizo pensar en nosotros dos, separados como el sol y la luna. Doña Marta tomó la moneda entre sus manos temblorosas y sonrió.

"Pedro, creo que esta moneda es un mensaje para nosotros", dijo ella. Decidieron llevar la moneda a Don Ricardo, un sabio anciano que vivía en una pequeña cabaña cerca de las residencias.

Don Ricardo era conocido por su profunda sabiduría y siempre tenía respuestas a todos los interrogantes. - ¡Don Ricardo! -exclamaron emocionados al llegar a su puerta-. Hemos encontrado esta moneda con un sol y una luna ¿Qué significa? El sabio anciano tomó la moneda y la examinó detenidamente.

Después de un momento de reflexión, les dijo: "Esta moneda representa el amor eterno entre ustedes dos. El sol y la luna son símbolos de fuerza y belleza, pero también representan la dualidad del universo".

Don Pedro y Doña Marta entendieron que aunque estaban separados físicamente, su amor seguía siendo fuerte como el sol y radiante como la luna. A partir de ese día, decidieron visitarse todos los días y compartir sus experiencias en las residencias.

Se contaban historias divertidas sobre sus compañeros de cuarto, jugaban juegos de mesa juntos y disfrutaban del tiempo que pasaban uno al lado del otro.

Un año después, ambos fueron sorprendidos con una noticia maravillosa: habían construido una nueva residencia llamada "La Casa del Amor". Era un lugar hermoso donde podían vivir juntos nuevamente. El día en que se mudaron a su nuevo hogar fue muy especial. Los residentes celebraron con música, bailes y mucha alegría.

Don Pedro y Doña Marta estaban felices de estar finalmente reunidos y prometieron nunca separarse nuevamente. Así, el amor y la perseverancia de Don Pedro y Doña Marta les permitió superar la distancia y vivir juntos hasta el final de sus días.

Su historia inspiró a todos en la Residencia del Amor, quienes aprendieron que el amor verdadero siempre encuentra una manera de unir a las personas, sin importar las circunstancias.

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