El sol y las nubes amigas
Había una vez en el cielo azul y brillante, un sol radiante que cada día iluminaba la tierra con su luz cálida.
El sol adoraba hacer brillar el mundo, pero siempre se enojaba cuando las nubes se interponían en su camino. - ¡Cielos! ¡No soporto a esas nubes grises que me tapan y no dejan que mi luz llegue a la tierra! - se quejaba el sol con enojo.
Las nubes, por su parte, se sentían tristes al escuchar las quejas del sol. Un día, cansadas de los constantes conflictos, decidieron acercarse al sol para dialogar. - ¡Hola amigo sol! - saludaron tímidamente las nubes.
El sol frunció el ceño al principio, pero al verlas tan apenadas, decidió escuchar lo que tenían para decir. - ¿Por qué siempre nos rechazas, sol? Nosotras también queremos hacer felices a las plantas y flores con nuestras lluvias, pero entendemos que quieres brillar.
¿No podríamos ser amigos y colaborar juntos en lugar de pelear? - propusieron las nubes con sinceridad. El sol reflexionó un momento y finalmente asintió. A partir de ese día, el sol y las nubes se convirtieron en grandes amigos.
El sol les enseñó a las nubes a bailar con sus rayos de luz, y las nubes protegían al sol con su sombra cuando se cansaba. Juntos, crearon un espectáculo maravilloso en el cielo, llenándolo de colores y belleza.
La tierra se regocijaba con las lluvias suaves y el brillo del sol, y como resultado, muchas flores comenzaron a aparecer, pintando hermosos paisajes. La gente admiraba la nueva armonía entre el sol y las nubes, aprendiendo que la amistad y la colaboración pueden crear maravillas.
Desde entonces, el sol y las nubes siguieron siendo amigos inseparables, iluminando y regando el mundo juntos, y cada vez que lo hacían, más flores florecían, recordando a todos la importancia de trabajar juntos en armonía.
FIN.