El sorprendente salto de Roco el conejo



Era una hermosa mañana de primavera en el bosque de Verdellana. Los árboles estaban llenos de flores y el sol brillaba alegremente. Roco, un pequeño conejo de orejas largas, estaba lleno de energía y ganas de jugar.

Esa mañana, decidió correr por su sendero favorito. Roco saltaba feliz entre las ramas y las hierbas altas.

"¡Hoy quiero sentir el viento en mis orejas!" - decía mientras corrió velozmente.

Mientras exploraba, Roco se encontró con un gran obstáculo: una piedra enorme estaba justo en medio de su camino. Se detuvo y la miró con desconfianza.

"¿Cómo voy a saltar esa piedra?" - se preguntó, sintiendo un cosquilleo de duda en su pancita.

Cuando estaba a punto de dar media vuelta, apareció su amiga Pipa, una ardillita curiosa que siempre estaba dispuesta a ayudar.

"¡Hola, Roco! ¿Por qué te detuviste?" - le preguntó Pipa al notar la piedra.

"Mirá esa piedra, Pipa. No sé si podré saltarla..." - respondió Roco preocupado.

Pipa lo animó a intentar.

"¡Vamos, Roco! No es tan grande. ¡Solo debes creer en ti mismo!"

Roco tomó aire, pensó en cuántas veces había saltado en el bosque y decidió que sí podía hacerlo. Se acercó un poco más a la piedra.

"Vamos, uno, dos, tres... ¡salto!" - gritó Roco, y dio un gran salto.

Para su sorpresa, ¡lo logró! Voló por encima de la piedra y aterrizó con un suave 'plop' del otro lado.

"¡Lo logré! ¡Lo logré!" - exclamó Roco, lleno de alegría. Su corazón latía con fuerza por la emoción.

"¡Sí, Roco! ¡Eras más alto de lo que pensabas!" - celebró Pipa, saltando a su lado.

Sin embargo, la emoción no duró mucho. Al mirar hacia atrás, Roco vio a su amigo el tortugo, que estaba luchando para pasar la piedra.

"¡Tortugo! ¿Por qué no cruzás?" - le dijo Roco preocupado.

"Soy muy lento y la piedra es demasiado alta para mí..." - respondió Tortugo con voz triste.

Roco, recordando lo que había sentido cuando vio la piedra, tuvo una idea.

"¡Pipa! ¿Y si le damos una vuelta a la piedra? Tal vez haya una forma más fácil de cruzar."

"¡Buena idea!" - dijo Pipa, emocionada.

Los tres amigos se acercaron y encontraron un camino que rodeaba la piedra, haciendo un gran círculo. Tortugo sonrió al ver que había una forma en que podía cruzar también.

"¡Gracias, amigos! A veces uno se preocupa tanto que no ve otras soluciones. No solo tengo que correr, también puedo buscar otros caminos..." - dijo Tortugo al final.

Después de un rato de risas y juegos, Roco se dio cuenta de algo importante.

"¿Vieron? ¡Lo que parecía un obstáculo fue una oportunidad para descubrir nuevas cosas y fortalecer nuestra amistad!"

Pipa y Tortugo sonrieron, sintiendo que habían aprendido juntos.

"Sí, a veces, solo tenemos que mirar de otra forma las cosas. ¡Y ayudarnos entre nosotros!" - concluyó Pipa.

Así, los tres amigos continuaron explorando el bosque, con la certeza de que, juntos, siempre encontrarían una forma de superar cualquier obstáculo que se les presentara.

Y desde ese día, Roco, Pipa y Tortugo nunca dejaron de jugar y buscar nuevas aventuras por el bosque de Verdellana.

Porque en la vida siempre hay un camino que nos lleva a nuevos descubrimientos, especialmente con buenos amigos a nuestro lado.

FIN.

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