El Sueño Azul
Había una vez una niña llamada Malena, que tenía 4 años y siempre estaba llena de alegría. Su risa era contagiosa y su sonrisa iluminaba cualquier lugar al que iba.
Pero lo más especial de Malena era su hermana mayor, Martina. Martina era una niña muy inteligente y creativa. Siempre encontraba maneras especiales de hacer reír a Malena y juntas disfrutaban de aventuras increíbles en la imaginación.
Sin embargo, había algo que preocupaba a Martina: Malena no sabía nadar. Un día soleado, Martina decidió llevar a Malena a la piscina para enseñarle a nadar. Ambas se pusieron sus trajes de baño y se dirigieron emocionadas hacia el agua.
Al llegar, Martina le dijo:"Malena, hoy te enseñaré a nadar. ¡Será muy divertido!"Malena miró el agua con nerviosismo pero confiaba en su hermana mayor. "¿De verdad puedo aprender a nadar como los peces?" preguntó curiosa.
"¡Claro que sí! Solo tienes que tener confianza en ti misma", respondió Martina con seguridad. Juntas se adentraron en la piscina poco profunda y empezaron con las primeras lecciones de natación. Malena pataleaba emocionada mientras Martina le mostraba cómo mover sus brazos y piernas en el agua.
Con cada intento, Malena iba ganando confianza hasta que finalmente logró dar sus primeros chapoteos solita. "¡Mira, Marti! ¡Estoy nadando!" exclamó emocionada mientras flotaba por el agua. Martina sonrió orgullosa y animó a su hermanita a seguir practicando.
Malena estaba tan emocionada que no se dio cuenta de que había llegado a la parte más profunda de la piscina. De repente, empezó a hundirse. "¡Ayuda, Marti! No puedo tocar el fondo", gritó Malena asustada.
Sin perder ni un segundo, Martina nadó rápidamente hacia ella y la tomó en sus brazos para llevarla hasta la superficie. Ambas salieron del agua tosiendo pero seguras. "Malena, siempre debes tener cuidado cuando estés en el agua.
Aunque seas una gran nadadora, es importante estar cerca de alguien mayor", le explicó Martina preocupada. Malena entendió lo que su hermana le decía y prometió ser más cautelosa en adelante.
Juntas decidieron acercarse al salvavidas de la piscina para aprender aún más sobre seguridad acuática. A partir de ese día, Malena siguió aprendiendo a nadar con la ayuda amorosa de su hermana Martina. Cada vez se volvía más segura en el agua y disfrutaba cada instante junto a su familia.
La historia de Malena nos enseña que es importante enfrentar nuestros miedos y confiar en las personas que nos rodean. Además, nos recuerda que siempre debemos tener precaución cuando estamos cerca del agua para mantenernos seguros.
Y así fue como Malena descubrió su pasión por nadar gracias al amor incondicional y apoyo de su querida hermana Martina. Juntas demostraron que con confianza y determinación, podemos superar cualquier obstáculo ¡y hacer realidad nuestros sueños!
FIN.