El sueño coreano de Lucía



Había una vez una mujer llamada Lucía, quien era madre de dos hijos y estaba soltera.

A pesar de tener un trabajo estable en su país, ella siempre había soñado con vivir en Corea del Sur y trabajar para una empresa que manejara a bandas de pop koreanas. Un día, decidió tomar el riesgo y hacer realidad su sueño.

Le dijo a sus hijos que iba a viajar por un tiempo para conocer nuevos lugares y culturas, pero no les contó sobre su plan específico de ir a Corea del Sur. Cuando llegó al país asiático, se enfrentó a muchos desafíos como la barrera del idioma y las diferencias culturales.

Pero ella estaba decidida a perseverar y conseguir un trabajo en la industria musical. Después de muchas entrevistas fallidas, finalmente encontró una empresa que buscaba alguien con habilidades en marketing digital. Era perfecto para ella porque tenía experiencia previa en ese campo.

Pero lo más emocionante fue cuando descubrió que la empresa trabajaba con una banda de pop koreana muy famosa. Ella nunca había sido fanática del género antes, pero se enamoró rápidamente de su música pegajosa y coreografías impresionantes.

Lucía trabajaba arduamente todos los días, ayudando a promocionar la banda en redes sociales y asegurándose de que tuvieran presencia en línea constante. Con el tiempo, comenzó a relacionarse con los miembros de la banda e incluso llegaron a ser amigos cercanos.

Pero entonces ocurrió algo inesperado: uno de los miembros principales anunció su retiro abrupto debido a problemas personales. La banda estaba devastada y no sabían cómo seguir adelante sin él. Fue entonces cuando Lucía tuvo una idea.

Recordó que uno de sus hijos toca la guitarra y canta muy bien. Le propuso a la banda que su hijo se uniera temporalmente como reemplazo del miembro retirado.

Al principio, los miembros de la banda estaban escépticos, pero después de escucharlo cantar y tocar en vivo, quedaron impresionados. Decidieron darle una oportunidad y le enseñaron las coreografías para el próximo concierto.

Lucía estaba emocionada por su hijo, pero también preocupada por cómo iba a manejar todo esto mientras trabajaba en la empresa. Pero con mucho trabajo duro y organización, logró hacerlo funcionar. El día del concierto llegó y Lucía estaba en el público viendo a su hijo brillar junto con la banda.

Fue un momento emocionante para todos ellos y se sintió orgullosa de haber ayudado a hacer posible ese momento.

Después del concierto, los miembros de la banda le dijeron que nunca habían visto algo así antes: una madre soltera trabajando duro en el mundo de la música mientras criaba a sus hijos al mismo tiempo. La admiraban profundamente por eso. Lucía aprendió muchas cosas durante su tiempo en Corea del Sur: sobre perseverancia, amistad y cómo seguir tus sueños incluso cuando parece imposible.

Y aunque extrañaba mucho a sus hijos durante ese tiempo lejos de casa, sabía que había hecho lo correcto al perseguir su pasión.

Y así es como Lucía encontró un nuevo hogar en Corea del Sur junto con una nueva familia: sus amigos cercanos en la industria musical y su propio hijo ahora convertido en parte de una banda de pop koreana.

FIN.

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