El Sueño de Abigail
Había una vez una mujer llamada Abigail que vivía en una ciudad lejana, rodeada de montañas altas y ríos cantores. Desde pequeña, había soñado con ser la mejor escritora del mundo, tejiendo historias llenas de magia y aventuras. Pero a pesar de su inmenso deseo, no sabía por dónde empezar.
Un día, mientras paseaba por el parque, encontró un viejo cuaderno tirado en un banco. Su tapa estaba gastada, pero al abrirlo, se dio cuenta de que era un libro de cuentos. "Este parece interesante"-, murmuró mientras hojeaba sus páginas. Justo en ese momento, un anciano que estaba alimentando a las palomas se acercó y le dijo:
"Esa es la historia de un joven aventurero que aprendió a creer en sí mismo. Quizás puedas escribir sobre él".-
Abigail, intrigada, decidió llevarse el libro a casa. Esa noche, se sentó en su escritorio y comenzó a escribir. Las palabras fluyeron como un río desbordante, y se sintió como la aventurera de su propia historia.
Sin embargo, al día siguiente, recibió una carta de un famoso concurso de escritura. El premio era la publicación de un libro y la posibilidad de ser reconocida como escritora. "¡Esto podría ser mi oportunidad!", pensó, pero a pesar de su emoción, el miedo la invadía. "¿Y si no soy lo suficientemente buena?"- se preguntó.
Decidió, a pesar de sus dudas, participar en el concurso. Se procrastinó durante días, pero al final, una mañana se levantó inspirada. "Hoy es el día"- se dijo a sí misma. Comenzó a escribir su cuento, pero en el transcurso, se dio cuenta de que había algo más que quería expresar. Se inspiró en la historia del joven aventurero del cuaderno que había encontrado.
Mientras escribía, las palabras parecían cobrar vida. "¡Esto es mágico!"- exclamó al ver cómo su historia tomaba forma. Sin embargo, hubo un giro inesperado: una tormenta eléctrica barrió la ciudad. Abigail vio cómo la lluvia caía con fuerza y su ventana se abría de golpe, empapando sus páginas. "¡No!"- gritó, temiendo haber perdido su trabajo. Corrió hacia el cuaderno, intentando salvarlo.
Cuando la tormenta pasó, encontró su vivienda hecha un desastre. Pero al limpiar, se dio cuenta de algo extraordinario: su cuento ya estaba en un borrador distinto. "Quizás todo lo que sucedió fue una señal"-, pensó, decidida a reescribir con más fervor.
Día tras día, volvía a trabajar en la historia. Aprendió que la escritura no solo era técnica, sino también un reflejo de sus emociones y experiencias. Comentó con su amiga Clara, quien también compartía su amor por la escritura, "Creo que he encontrado mi voz, y no tengo miedo de mostrarla"-
Finalmente, llegó el día de entregar su cuento al concurso. Cuando lo hizo, sintió un peso menos en sus hombros, como si hubiera liberado su alma. Entonces, las semanas pasaron. Un día recibió un llamado que cambiaría su vida.
"¡Felicidades, Abigail! Tu historia ha sido seleccionada como una de las mejores. ¡Vamos a publicarla!"- dijo una voz emocionada. Abigail no podía creerlo. Su corazón se llenó de alegría y también de responsabilidad. Era su oportunidad, pero también sabía que debía continuar escribiendo y aprendiendo.
En la presentación de su libro, en un acogedor café del centro, leyó un fragmento de su historia. Casi se desmayó del nerviosismo, pero cuando terminó, la multitud estalló en aplausos. "Tus palabras son poderosas, Abigail, y bienvenidas al mundo de las letras. ¡Nunca dejes de soñar!"- le dijo un crítico literario, y eso la llenó de orgullo.
A partir de ese momento, no solo escribió más cuentos, sino que también se convirtió en mentora de otros escritores jóvenes. Compartía su experiencia, enseñándoles que el miedo es parte del camino, pero nunca debería detener el sueño de ser quien uno quiere ser. Y así, Abigail no solo se convirtió en una gran escritora sino también en fuente de inspiración para todos a su alrededor.
FIN.