El Sueño de Agustín



En un pequeño pueblo donde el fútbol era más que un deporte, vivía Agustín, un niño con un sueño tan grande como el sol que se escondía detrás de las montañas al atardecer. Desde temprana edad, Agustín anhelaba convertirse en un jugador profesional de fútbol, pero su camino estaba lleno de desafíos.

Cada tarde, después de la escuela, Agustín se dirigía al único campo de fútbol del pueblo, donde se reunía con sus amigos. Allí jugaban hasta que la luz del día se apagaba y sólo quedaba la luna como testigo.

Un día, mientras jugaban, una figura conocida llegó al campo. Era el entrenador del equipo de fútbol de la ciudad, Don Manuel, quien solía buscar talentos en los pueblos cercanos. Agustín, al verlo, sintió que su corazón latía más rápido.

"Hola chicos, estoy buscando a los mejores jugadores para un torneo regional. ¡Quien se anime a mostrar su talento, adelante!" -dijo Don Manuel con voz amistosa.

Agustín sintió un torbellino en su estómago.

"¿Debo intentarlo?" -preguntó a su amigo Lucas, quien estaba a su lado.

"¡Claro! Si no lo intentás, nunca lo sabrás."

Con valentía, Agustín se acercó a Don Manuel.

"Voy a hacerlo, quiero mostrarle lo que sé hacer." -dijo con determinación.

Los chicos comenzaron a hacer sus jugadas, pero Agustín estaba tan nervioso que tropezó y cayó al suelo. El murmullo de sus amigos lo hizo sentir un poco menos seguro.

"¡Ay, Agustín!" -gritó Mariela desde la banda.

"Levantate, seguí intentando."

Agustín sonrió ligeramente y se levantó.

"No voy a rendirme" -pensó. Y así, decidió dar lo mejor de sí. Con cada pase y cada tiro, su confianza creció.

Finalmente, hizo un gol impresionante que dejó a todos boquiabiertos, incluso a Don Manuel, quien sonrió al verlo.

"Muy bien, pibe. Tienes talento, pero lo más importante es la dedicación. Necesitarás practicar mucho más para llegar lejos," -dijo el entrenador.

Del mismo modo, Agustín necesitaba demostrar a su padre, que siempre había dudado de sus habilidades, que tenía lo necesario para perseguir su sueño.

"No creo que el fútbol sea para vos, Agustín. Necesitás un plan B, no siempre se puede vivir de un sueño," -le dijo su padre una tarde.

Decidido a cambiar esa realidad, Agustín comenzó a entrenar más duro. Y no solo eso, decidió crear un pequeño torneo en su pueblo para invitar a todos los niños a jugar.

"Voy a organizar un torneo, así todos podemos unirnos y disfrutar del fútbol. Tal vez algún scout venga y vea nuestro talento," -anunció al grupo.

Sus amigos, emocionados, comenzaron a ayudarle a organizar todo. Trabajaron juntos en la decoración del campo, hicieron carteles y se aseguraron de que cada niño tuviera la oportunidad de jugar.

El día del torneo, el pueblo estaba lleno de energía. Jugadores de distintas edades se reunieron para jugar y divertirse. Don Manuel, al saber del evento, se acercó a observar, dejando a Agustín emocionado.

Entre partidos, Agustín hizo amistades y se dio cuenta de que el fútbol era más que ganar.

"Lo mejor de todo esto es compartirlo con mis amigos y ayudar a otros a disfrutar del juego," -murmullo al ver a todos sonreír.

Al final del torneo, Don Manuel dijo:

"Este niño ha demostrado gran liderazgo y espíritu. Eso es lo que hace a un verdadero jugador. Merecés la oportunidad, Agustín."

Los ojos de Agustín brillaron de alegría.

"No solo yo, sino todos nosotros arriesgamos por este sueño. Juntos es como más disfrutamos!"

El entrenador le ofreció una prueba en la ciudad y Agustín, emocionado, aceptó, pero jamás olvidará la importancia de trabajar en equipo y la dedicación que le dedicó a su sueño.

El día de su prueba llegó y Agustín se sintió listo.

"Esto es solo el comienzo, voy a darlo todo." -se repitió una y otra vez. Al final, fue seleccionado y su historia se convirtió en una fuente de inspiración para su pueblo.

De esta manera, Agustín aprendió que los sueños se logran con esfuerzo, dedicación y, sobre todo, compartiendo la pasión con los demás.

FIN.

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