El sueño de Alejandra



En un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza vivía una niña llamada Alejandra. Desde pequeña, Alejandra soñaba con ser una exitosa emprendedora de comida saludable. Todos los días, al llegar del colegio, se ponía su delantal y ayudaba a su mamá a preparar deliciosos platos con ingredientes naturales y nutritivos. Un día, Alejandra decidió llevar su sueño un paso más allá y comenzó a vender sus comidas saludables a los vecinos del pueblo.

Con gran entusiasmo, Alejandra preparaba wraps de vegetales, ensaladas coloridas y batidos de frutas, los cuales empacaba con cariño en cajas de cartón reciclado. Sin embargo, no todos en el pueblo estaban dispuestos a probar sus platillos. Algunas personas preferían la comida chatarra y rechazaban la propuesta de Alejandra sin darle una oportunidad.

A pesar de los rechazos, Alejandra no se rindió. Decidió buscar formas de promocionar sus deliciosos platos saludables. Creó coloridos folletos con fotos de sus comidas, los cuales repartía por todo el pueblo. Además, decidió montar un puesto de degustación en la plaza principal durante el fin de semana, donde ofrecía muestras gratis de sus creaciones. La gente comenzó a acercarse, a probar sus platos y a elogiar su sabor y presentación.

Un día, la dueña de un pequeño restaurante cercano a la plaza se acercó a Alejandra y le propuso vender sus comidas saludables en su local. Alejandra aceptó emocionada. Su sueño estaba comenzando a hacerse realidad. Poco a poco, la noticia se corrió por el pueblo y las personas empezaron a elegir las opciones saludables de Alejandra.

Con el tiempo, Alejandra se convirtió en una emprendedora exitosa, demostrando que con perseverancia, creatividad y pasión, cualquier sueño es alcanzable. Su historia inspiró a otros niños del pueblo a seguir sus propios sueños y a valorar la importancia de una alimentación saludable.

FIN.

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