El Sueño de Alejandro



Había una vez en un barrio colorido de Buenos Aires un niño llamado Alejandro. Alejandro era un buen estudiante, siempre lleno de energía y con una sonrisa radiante. Pasaba sus mañanas en la escuela y sus tardes en el parque, donde jugaba al fútbol con sus amigos.

Un día, mientras practicaba su dribbling, un hombre alto con un sombrero se acercó. "Hola, chico. Te he visto jugar. Tienes un talento impresionante. ¿Te gustaría unirte a mi equipo de fútbol?" Alejandro se quedó sorprendido. Era el entrenador de uno de los equipos más importantes de la ciudad.

"¿De verdad? ¡Eso sería increíble! Pero, ¿qué pasa con la escuela?" - preguntó con un brillo en los ojos.

"Es un compromiso grande, pero también puedes ser un buen estudiante y un buen jugador. Todo está en encontrar el equilibrio," - respondió el entrenador.

Alejandro aceptó el desafío y comenzó su aventura en el equipo, entrenando todos los días después de la escuela. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que era más complicado de lo que parecía. Las prácticas eran intensas y, a veces, se sentía agotado. No podía dejar de pensar en sus tareas escolares y en las horas de estudio que se veían afectadas.

Una tarde, mientras almorzaba con su mamá, le confesó: "Mamá, siento que no puedo con todo. Quiero ser un gran jugador de fútbol, pero también quiero tener buenas notas. ¿Qué debo hacer?"

Su mamá le sonrió y le dijo: "Alejandro, lo importante es encontrar un equilibrio. Planificá tu tiempo. Puedes ser tanto un buen estudiante como un futbolista. Hacé un horario para estudiar y otro para el fútbol."

Inspirado por las palabras de su mamá, Alejandro se organizó. Comenzó a estudiar antes de ir al entrenamiento y también dedicaba tiempo a sus mates con los amigos. Pronto, notó que sus calificaciones mejoraron y su juego en el campo también.

Sin embargo, no todo fue fácil. Un día, durante un partido importante, Alejandro se puso nervioso y falló un penal. Su equipo perdió el partido y sintió que decepcionó a todos.

"Me siento terrible. No quiero seguir si así van las cosas,” - le dijo a su mejor amigo, Lucas, después del partido.

"¡Vamos, Alejandro! No te desanimes! Todos cometemos errores. Lo importante es aprender de ellos y seguir adelante," - lo animó Lucas, dándole una palmadita en la espalda.

Con el apoyo de su amigo, Alejandro decidió no rendirse. En lugar de mirar hacia atrás, se enfocó en su entrenamiento y en la escuela. Comenzó a ver el fútbol no solo como una competencia, sino como una forma de disfrutar y divertirse.

A medida que pasaron los meses, su esfuerzo comenzó a dar fruto. No solo mejoró su rendimiento en el campo, sino que también se hizo conocido dentro del equipo y su confianza creció. Un día, el entrenador lo llamó para hablar.

"Alejandro, en los próximos días vamos a tener un torneo muy importante y voy a confiar en vos como titular," - le dijo, con una sonrisa.

¡Alejandro no podía creerlo! Era su oportunidad de demostrar todo lo que había aprendido. En el día del torneo, sintió mariposas en el estómago, pero recordó las palabras de su amigo y su mamá.

El partido fue emocionante. Alejandro jugó con todo su corazón, sin dejar que los nervios lo detuvieran. Al final del juego, su equipo ganó el torneo. Todos lo aclamaron y, cuando levantó el trofeo, sus amigos vitoreaban su nombre.

"Lo lograste, Alejandro! ¡Sos un campeón!" - gritó Lucas, emocionado.

Alejandro sonrió y, mirando a sus amigos, entendió que no solo había logrado un sueño, sino que había aprendido que el esfuerzo y la dedicación, junto a buenos amigos y familia, lo llevaban a ser un mejor futbolista y un mejor estudiante. A partir de ese momento, nunca olvidó la importancia de buscar el equilibrio en su vida, porque ser un buen estudiante y un buen futbolista eran dos sueños que podía alcanzar, siempre y cuando trabajara duro y mantuviera su pasión en el camino.

Desde ese día, Alejandro no solo fue conocido por su talento en el campo, sino también por ser un buen compañero y amigo. Y cada vez que alguien le preguntaba cómo lograba el equilibrio entre el estudio y el fútbol, sonreía y respondía: "Con esfuerzo, dedicación y mucho amor por lo que hago!"

FIN.

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