El sueño de Aliza



A Aliza era una niña muy creativa y soñadora. Desde pequeña le encantaba jugar a ser doctora, utilizando sus juguetes como pacientes imaginarios y curándolos con su "medicina mágica".

Un día, mientras estaba jugando en el parque con su amiga Sofía, se encontraron con un señor mayor que se había caído del banco donde estaba sentado. A Aliza corrió hacia él para ayudarlo, recordando todas las veces que había practicado primeros auxilios en sus juegos de doctora.

-¡Tranquilo señor! Yo soy la Doctora Aliza y voy a ayudarlo -dijo con seguridad mientras revisaba al hombre herido. Sofía observó todo desde lejos y quedó impresionada por la valentía y habilidad de su amiga.

Después de unos minutos, el señor pudo levantarse gracias a los cuidados de A Aliza. -¡Eres una verdadera heroína! -exclamó el señor agradecido-.

¿Has pensado alguna vez en ser médico cuando seas grande? A Aliza sonrió emocionada ante la idea y decidió que ese sería su sueño: convertirse en una gran doctora para poder ayudar a muchas personas. Desde ese día, A Aliza comenzó a estudiar más sobre medicina y anatomía humana.

Incluso convenció a sus amigos para que jugaran juntos al hospital, enseñándoles cómo realizar vendajes o tomar la presión arterial. Sin embargo, no todo fue fácil para ella. En ocasiones se frustraba por no entender algunos conceptos o porque sentía que aún tenía mucho por aprender.

Pero gracias al apoyo de su familia y amigos nunca dejó de intentar. Un día, A Aliza fue invitada a una feria científica en su escuela. Ella decidió presentar un proyecto sobre los primeros auxilios y cómo pueden salvar vidas.

Su exposición fue un éxito y muchos niños aprendieron cosas nuevas gracias a ella. -¡Eres una genia! -le dijo Sofía emocionada-. Tienes mucho talento para esto.

Gracias a su pasión por la medicina, A Aliza se convirtió en una excelente estudiante y finalmente logró ingresar a la universidad para estudiar medicina. Allí conoció a muchos otros jóvenes que compartían sus mismas inquietudes y juntos aprendieron todo lo necesario para convertirse en grandes médicos.

Años después, A Aliza regresó al mismo parque donde había ayudado al señor mayor aquel día. Esta vez no era solo la Doctora Aliza sino también la Dra. Fernández, reconocida médico de la ciudad.

-¡Hola señor! ¿Recuerda cuando nos conocimos hace tantos años? -dijo sonriendo mientras le tomaba el pulso-. Gracias por haberme inspirado ese día para seguir mi sueño y convertirme en doctora.

El hombre sonrió feliz al verla tan exitosa y orgulloso de haber sido parte del inicio de su camino hacia el éxito. Desde entonces, A Aliza continuó trabajando con dedicación para mejorar cada día más como médico y ayudar a todas las personas que lo necesitaran.

FIN.

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