El Sueño de Ana
Había una vez una pequeña larva llamada Ana, que vivía en un jardín rosado rodeado de flores violetas y un cielo verde brillante.
A pesar de ser solo una larva, Ana soñaba con volar como las hermosas mariposas que veía pasar por encima de ella. Un día, mientras se movía lentamente por el jardín, Ana vio a una mariposa voladora llamada El.
Él era grande y majestuoso, con alas coloridas y brillantes que se movían suavemente con el viento. Ana quedó cautivada por la belleza de El y decidió acercarse a él para pedirle ayuda. - ¡Hola! -dijo Ana tímidamente-. Mi nombre es Ana y quiero volar como tú.
El miró a la pequeña larva con ternura y le respondió:- Claro que puedes volar como yo algún día, pero primero debes transformarte en una mariposa. Ana no sabía lo que significaba —"transformarse" , así que El le explicó todo sobre cómo las larvas se convierten en mariposas.
Le dijo que tendría que construir un capullo alrededor de sí misma y esperar pacientemente hasta estar lista para salir como una hermosa mariposa. Ana estaba emocionada ante la idea de convertirse en una mariposa.
Así comenzó su proceso de transformación: construyendo su capullo alrededor de sí misma con seda suave y protegiéndose del mundo exterior mientras crecía poco a poco dentro del capullo.
Mientras tanto, El visitaba regularmente a Ana para asegurarse de que estaba bien y contarle historias sobre sus aventuras en el jardín. Ana se inspiraba en las historias de El y seguía creciendo dentro del capullo. Sin embargo, un día, mientras Ana estaba dentro de su capullo, una fuerte tormenta azotó el jardín.
Las flores violetas se sacudieron violentamente y las hojas verdes cayeron al suelo. El voló por todo el jardín para asegurarse de que todos estuvieran a salvo, pero no pudo encontrar a Ana.
Después de la tormenta, El buscó desesperadamente por todo el jardín hasta que finalmente encontró el capullo dañado de Ana. Temiendo lo peor, El abrió cuidadosamente el capullo para descubrir que Ana había logrado salir como una hermosa mariposa.
- ¡Lo lograste! -exclamó El emocionado-. Eres una hermosa mariposa ahora. Ana miró sus alas coloridas y brillantes con asombro y alegría. Ahora podía volar libremente como siempre había soñado gracias a la ayuda y la inspiración de El.
Desde entonces, Ana se convirtió en una mariposa valiente e intrépida que exploraba todo el jardín con entusiasmo y curiosidad. Siempre recordaría cómo su amiga El la ayudó a transformarse y le enseñó a nunca rendirse ante los obstáculos.
FIN.