El sueño de Augusto
Augusto era un niño de 10 años que vivía en Argentina. Desde pequeño, su sueño había sido jugar al fútbol profesionalmente. Era un gran fanático del Barcelona y soñaba con algún día poder jugar en ese equipo.
Sin embargo, Augusto tenía un problema: su piel no era negra como la mayoría de los jugadores profesionales. Él pensaba que esto podría ser un obstáculo para lograr su sueño.
Un día, mientras jugaba con sus amigos en el parque, se encontró con un hombre mayor que estaba sentado en una banca observándolos jugar.
El hombre notó la tristeza en los ojos de Augusto y decidió hablarle:- Hola chico ¿qué te preocupa? - Hola señor -respondió Augusto-, estoy preocupado porque quiero ser futbolista pero mi piel no es negra como la mayoría de los jugadores. El hombre sonrió y le dijo:- Sabes qué Augusto, las personas tienen muchas diferencias pero eso no significa que no puedan triunfar juntas.
Si eres bueno en lo que haces y trabajas duro puedes lograr cualquier cosa. Aquellas palabras resonaron fuerte en el corazón de Augusto y decidió seguir adelante con su sueño sin importar las barreras.
A partir de ese momento, se dedicó a entrenar todos los días para mejorar sus habilidades. Jugaba todo el tiempo que podía e incluso practicaba solo cuando nadie más estaba cerca.
Con el tiempo, comenzó a destacarse entre sus compañeros de equipo y algunos entrenadores comenzaron a notarlo también. Fue seleccionado para jugar en equipos juveniles importantes donde demostró todo lo que había aprendido durante sus horas interminables de entrenamiento.
Finalmente, llegó el momento en que Augusto tuvo la oportunidad de probarse para un equipo grande. Fue al Barcelona y demostró todo lo que había aprendido a lo largo del tiempo. Los entrenadores quedaron impresionados por su habilidad y trabajo duro, y le ofrecieron un lugar en el equipo.
Augusto estaba emocionado de haber logrado su sueño. Sabía que no importaba su piel o su origen, lo importante era ser bueno en lo que hacía y trabajar duro para lograrlo.
Desde ese día, Augusto se convirtió en uno de los mejores jugadores del Barcelona y fue admirado por muchos niños como él que también tenían grandes sueños.
Siempre recordaría las palabras del hombre mayor aquel día en el parque: "Si eres bueno en lo que haces y trabajas duro puedes lograr cualquier cosa".
FIN.