El Sueño de Augusto


Había una vez un niño llamado Augusto que amaba el fútbol más que nada en el mundo.

Todos los días, después de la escuela, corría al parque a jugar con sus amigos y soñaba con algún día poder jugar en la selección de España. Un día, mientras jugaba en el parque, vio a unos chicos mayores jugando al fútbol.

Se acercó para ver mejor y uno de ellos le preguntó: "¿Qué haces aquí? Eres demasiado joven para jugar con nosotros". Augusto se sintió triste y decepcionado, pero no se rindió. Decidió entrenar aún más duro para demostrarles que era capaz de competir con ellos. Pasaron los años y Augusto se convirtió en un jugador excepcional.

Cada vez que jugaba al fútbol, daba todo lo mejor de sí mismo y nunca dejaba de perseguir su sueño de jugar en la selección española.

Un día recibió una carta del equipo nacional invitándolo a participar en las pruebas para formar parte del equipo juvenil. Augusto estaba emocionado por esta oportunidad única en la vida. Llegó el gran día de las pruebas y Augusto estaba nervioso pero decidido a dar lo mejor de sí mismo.

Los entrenadores del equipo estaban impresionados por su habilidad y determinación y finalmente lo seleccionaron como parte del equipo juvenil español. Augusto estaba eufórico por haber alcanzado su sueño. Pero sabía que esto era solo el comienzo.

Tenía mucho trabajo por hacer si quería llegar a ser un jugador profesional. "¡Lo lograste amigo! ¡Eres increíble!" exclamaron sus amigos del parque cuando se enteraron de la noticia. "Gracias, pero aún tengo mucho que aprender y mejorar.

Esto es solo el principio", respondió Augusto con una sonrisa en su rostro. A partir de ese día, Augusto se dedicó a entrenar duro y a seguir mejorando cada día.

Y aunque tuvo altibajos en su carrera, nunca dejó de perseguir su sueño y siempre recordó que cualquier cosa es posible si trabajas duro y crees en ti mismo. Y así, después de muchos años de esfuerzo y dedicación, Augusto logró su objetivo: jugar para la selección española.

Y todos los niños del parque donde solía jugar lo miraban con admiración y orgullo al verlo triunfar en el campo de fútbol.

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