El sueño de Baristo


Había una vez en el jardín de un parque, una pequeña hormiga roja llamada Baristo. A diferencia de las demás hormigas que se dedicaban a recolectar comida y construir su colonia, Baristo tenía un sueño diferente: quería volar.

Cada día, mientras caminaba por el sendero del parque junto a sus compañeras, miraba con envidia a los pájaros que volaban libres en el cielo.

Soñaba con la sensación de libertad y de poder ir donde quisiera sin tener que seguir un camino preestablecido. Un día, mientras exploraba los alrededores de la colonia en busca de nuevas aventuras, encontró una mariposa herida sobre una hoja. Sin pensarlo dos veces, fue corriendo a buscar ayuda para salvarla.

"¡Chicas! ¡Venid rápido! Hay una mariposa herida aquí", gritó Baristo emocionada. Las demás hormigas se acercaron rápidamente y vieron a la mariposa temblando sobre la hoja.

De repente, todas comenzaron a darle consejos sobre cómo cuidarla y protegerla hasta que sanara sus heridas. "Deberíamos llevarla al árbol más cercano para protegerla del sol", dijo una hormiga marrón. "No podemos dejar que los pájaros se la coman", sugirió otra negra.

"Yo puedo traerle algunas hojas frescas para que tenga algo qué comer", dijo otra hormiga amarilla. Baristo estaba feliz al ver cómo todas trabajaban juntas para ayudar a alguien necesitado.

Pero lo mejor estaba por venir: después de unos días cuidando a la mariposa, esta se recuperó y comenzó a batir sus alas con fuerza. "¡Miren! ¡La mariposa está volando!", exclamó Baristo emocionada. Las demás hormigas se sorprendieron al ver cómo la mariposa desplegaba sus alas y emprendía el vuelo hacia el cielo.

Baristo estaba maravillada por el espectáculo y su sueño de volar se hizo más fuerte que nunca. "¿Por qué no intentas tú también volar?", le preguntó una hormiga curiosa. "No puedo, soy una hormiga, no tengo alas", respondió Baristo triste.

Pero las demás hormigas no perdieron la esperanza en ella. Trabajaron juntas para construir un paracaídas hecho de hojas y ramitas para que Baristo pudiera experimentar lo que era sentirse libre en los cielos. Baristo estaba nerviosa pero emocionada al mismo tiempo.

Finalmente había llegado su oportunidad de cumplir su sueño gracias a la ayuda de sus amigas. Con mucho cuidado, todas levantaron el paracaídas mientras Baristo trepaba sobre él.

De repente, sintió como si estuviera flotando en el aire mientras observaba todo desde una perspectiva completamente nueva. "¡Esto es increíble! ¡Nunca me había sentido tan viva!", gritó Baristo feliz.

Desde ese día, Baristo supo que aunque fuera una hormiga sin alas podía tener grandes aventuras gracias a la colaboración y apoyo de sus amigos.

Y aunque no pudiera volar por sí misma como las mariposas o los pájaros, siempre tendría un lugar especial en su corazón para ese momento mágico en el que flotó entre las nubes gracias a su esfuerzo y perseverancia.

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