El sueño de Bauti



Bauti era un niño argentino apasionado por el fútbol desde muy pequeño.

Desde que tenía 3 años, su papá lo llevaba al parque a jugar con la pelota y siempre le decía: "¡Tienes un talento increíble, hijo! Algún día serás un gran futbolista". Bauti sonreía de oreja a oreja cada vez que escuchaba esas palabras y se esforzaba cada día para mejorar en el campo.

Practicaba todos los días después del colegio con sus amigos, iba a entrenamientos los fines de semana y no perdía ni un solo partido. Un día, mientras jugaba en su equipo local, Bauti llamó la atención de un cazatalentos que estaba buscando jóvenes promesas para llevarlas a una academia de fútbol profesional.

El hombre se acercó al padre de Bauti y le dijo: "Su hijo tiene mucho potencial. ¿Le gustaría llevarlo a nuestra academia?"El padre de Bauti estaba emocionado pero también preocupado por cómo afectaría esto a su familia.

No quería que su hijo dejara todo atrás para perseguir un sueño incierto. "¿Qué piensas tú, hijo? ¿Te gustaría ir? -preguntó el papá-. Bauti miró a su padre con determinación en los ojos y respondió: "Quiero ir, papá.

Quiero seguir mi sueño". Así fue como Bauti dejó su casa y empezó una nueva vida en la academia de fútbol profesional.

Fue duro al principio tener que adaptarse a una nueva ciudad sin su familia cerca, pero poco a poco se fue acostumbrando gracias al apoyo de sus compañeros y entrenadores. Bauti trabajó duro día tras día, mejorando su técnica, su resistencia física y su mentalidad.

Y después de meses de entrenamiento intenso, llegó el momento de demostrar todo lo que había aprendido en un partido importante contra uno de los mejores equipos del país. El estadio estaba lleno y la tensión se podía sentir en el aire. Pero Bauti no se dejó intimidar.

Desde el primer minuto del partido, demostró su habilidad con la pelota y marcó un gol impresionante que dejó a todos boquiabiertos. A partir de ese momento, Bauti se convirtió en una estrella en ascenso dentro del mundo del fútbol.

Ganaron varios campeonatos importantes gracias a su talento y liderazgo dentro del campo. Pero lo más importante para él era saber que había cumplido su sueño gracias al amor y apoyo incondicional de su familia.

Cada vez que miraba hacia las gradas durante un partido, veía a sus padres orgullosos agitando una bandera con su nombre escrito en ella. "Te amamos hijo", le decían siempre después cada juego-.

Y así fue como Bauti creció como futbolista campeón sin olvidar nunca sus raíces ni el valor de la familia.

FIN.

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