El sueño de Bauti



Había una vez un niño llamado Bauti, que vivía en una pequeña casa junto a su mamá.

Aunque extrañaba mucho a su papá, quien no vivía con ellos, siempre encontraba consuelo en el amor y la compañía de su mamá. Bauti admiraba mucho a su abuelo, quien había sido un famoso portero de fútbol.

Cada vez que visitaba a su abuelo, le contaba historias emocionantes sobre sus días como portero y cómo defendió el arco de muchos equipos importantes. Un día, mientras jugaban juntos en el patio trasero, Bauti le dijo a su mamá: "Mamá, quiero ser portero como mi abuelo cuando crezca".

Su mamá sonrió y lo animó diciendo: "¡Claro que puedes lograrlo! Solo necesitas practicar duro y nunca rendirte". Entusiasmado por el apoyo de su mamá, Bauti comenzó a entrenar todos los días. Practicaba parando pelotas imaginarias y saltando para atraparlas antes de que cruzaran la línea del gol.

También miraba partidos de fútbol por televisión para aprender nuevas técnicas. Un día, mientras caminaban hacia la escuela juntos, Bauti notó un cartel colgado afuera de un estadio local que decía: "Se busca nuevo portero para nuestro equipo juvenil".

Sus ojos se iluminaron con emoción y corrió hacia el cartel para leer más detalles. Cuando llegó al colegio ese día, le habló a sus amigos Tomás y Sofía sobre la oportunidad.

Ellos también eran fanáticos del fútbol y se emocionaron al escuchar la noticia. Decidieron ayudar a Bauti a prepararse para la prueba. Durante las semanas siguientes, los tres amigos entrenaron juntos en el parque después de la escuela. Practicaban tiros al arco, pases precisos y estrategias defensivas.

Cada día, Bauti mejoraba su habilidad y confianza. Finalmente llegó el día de la prueba en el estadio. Bauti estaba nervioso pero decidido a dar lo mejor de sí mismo.

Cuando llegó su turno, se colocó los guantes con determinación y se posicionó frente al arco. Los jugadores del equipo juvenil comenzaron a dispararle balones desde diferentes ángulos y distancias. Bauti saltaba y se lanzaba con valentía para atrapar cada uno de ellos.

Su agilidad y reflejos impresionaron a todos los presentes. Cuando terminó la prueba, el entrenador se acercó a Bauti con una sonrisa en el rostro: "¡Eres un portero increíble! Estamos encantados de tenerte en nuestro equipo".

Bauti no podía creerlo; su sueño finalmente se había hecho realidad. Desde ese día, Bauti entrenó duro junto a sus compañeros de equipo para mejorar aún más sus habilidades como portero. Jugaron muchos partidos emocionantes e incluso ganaron algunos trofeos juntos.

Con el tiempo, Bauti aprendió que nunca debía rendirse frente a los desafíos y que siempre debía seguir sus sueños sin importar las dificultades que encontrara en el camino.

Y así fue cómo un niño llamado Bauti, con el amor y apoyo de su mamá, logró convertirse en un gran portero como su abuelo. Su historia inspiró a muchos niños a seguir sus propios sueños y nunca dejar de luchar por lo que realmente desean en la vida. Fin.

FIN.

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