El sueño de Camila
Había una vez en el fondo del mar, en un lugar mágico y lleno de colores, una pequeña sirena llamada Camila.
Camila tenía 8 años y siempre había soñado con poder caminar por la tierra firme y explorar el mundo de los humanos. Un día, mientras nadaba entre las algas marinas, descubrió un coral brillante y reluciente que parecía emanar destellos de magia.
Intrigada, se acercó lentamente y sin dudarlo pidió su deseo más profundo: "Quiero tener piernas para poder caminar como los humanos". De repente, una luz cegadora envolvió a Camila y cuando volvió a abrir los ojos, ¡sus deseos se habían hecho realidad! Tenía dos hermosas piernas en lugar de su cola de pez.
Emocionada y asustada al mismo tiempo, decidió aventurarse en la superficie para descubrir cómo sobrevivir en ese nuevo mundo. Al llegar a la playa, Camila se encontró con un grupo de niños que jugaban en la arena.
Al principio tuvieron miedo al verla tan diferente, pero pronto se dieron cuenta de que era amigable y curiosa como ellos. "-Hola, ¿quiénes son ustedes? Soy Camila", dijo tímidamente la pequeña sirena convertida en niña.
Los niños se presentaron uno por uno y le explicaron cómo funcionaba todo en la tierra: qué era el sol, cómo era vivir en casas hechas por humanos e incluso le enseñaron palabras nuevas que nunca había escuchado bajo el agua.
Con el pasar de los días, Camila se adaptó cada vez más a su nueva vida. Aprendió a correr por la playa, a sentir la arena entre sus dedos y a disfrutar del calor del sol en su piel.
Pero lo mejor de todo fue descubrir que no estaba sola: hizo muchos amigos que la aceptaban tal como era. Un día, mientras exploraba una cueva cercana al mar con sus amigos humanos, encontraron un tesoro escondido que brillaba con intensidad.
"-¡Es increíble! ¡Jamás vi algo así!", exclamó emocionada Camila. Los niños le propusieron compartirlo equitativamente entre todos y así lo hicieron. A medida que pasaba el tiempo, Camila demostraba ser valiente e inteligente ante cualquier adversidad que se presentara.
Ayudaba a sus amigos cuando tenían problemas y siempre estaba dispuesta a aprender algo nuevo sobre ese mundo desconocido para ella.
Finalmente, llegó el momento en que debía tomar una decisión difícil: quedarse en tierra firme con sus amigos o regresar al océano donde pertenecía como sirena. Después de pensarlo mucho y consultarlo con sus seres queridos tanto del mar como de la superficie; decidió seguir siendo parte de ambos mundos.
Y así fue como Camila vivió feliz para siempre entre dos mundos tan diferentes pero igualmente maravillosos.
Aprendió que la verdadera amistad va más allá de las diferencias físicas o culturales; que la valentía radica en aceptarse a uno mismo tal como es; y sobre todo entendió que los sueños pueden hacerse realidad si uno cree firmemente en ellos.
FIN.