El Sueño de Carlitos
Había una vez un caracol llamado Carlitos, que vivía felizmente en el jardín de la casa de una familia. Pero a diferencia de los demás caracoles, Carlitos tenía un gran sueño: quería cruzar el mar.
Todos sus amigos le decían que era imposible para un caracol llegar hasta allí, pero Carlitos no se dejaba desanimar. Sabía que si luchaba lo suficiente y nunca bajaba los brazos, podría lograrlo.
Un día, mientras estaba explorando cerca del jardín, escuchó a unos pájaros hablar sobre las maravillas del océano. Se acercó sigilosamente e intentó convencerlos para que lo llevaran con ellos hasta el mar. "¡Hola amigos! ¿Podrían ayudarme a cumplir mi sueño de cruzar el mar?"- les preguntó emocionado.
Los pájaros se rieron al ver al pequeño caracol y dijeron: "Lo siento mucho, pero nosotros volamos muy alto y rápido. No podríamos llevarte contigo. "Carlitos se sintió desilusionado por un momento, pero rápidamente recordó su determinación.
Decidió buscar otra forma de alcanzar su objetivo. Una tarde soleada encontró a una tortuga descansando junto al estanque del jardín.
Sin pensarlo dos veces, fue hacia ella y le hizo su petición:"¡Hola señora Tortuga! Me llamo Carlitos y tengo un gran sueño: quiero cruzar el mar.
¿Podrías llevarme en tu caparazón?"La tortuga miró al pequeño caracol con ternura y respondió: "Carlitos, eres valiente y perseverante, pero mi caparazón no es lo suficientemente grande para llevarte a ti y a mí al mismo tiempo. Sin embargo, puedo darte un consejo: busca el río que desemboca en el mar y sigue su corriente". Carlitos se sintió esperanzado con las palabras de la tortuga y decidió seguir su consejo.
Durante días, avanzó lentamente por el jardín hasta llegar a un pequeño arroyo. Con esfuerzo, logró subir por una hoja flotante y dejarse llevar por la corriente.
El viaje fue largo y lleno de obstáculos, pero Carlitos nunca se rindió. A medida que se acercaba al mar, encontraba nuevas amistades que lo ayudaban en su travesía: peces que le mostraban los mejores caminos y cangrejos que le daban ánimo.
Finalmente, después de mucho tiempo, Carlitos llegó a la orilla del océano. Sus ojitos brillaron de emoción al ver las olas gigantes rompiendo contra la costa. "¡Lo logré! ¡He cruzado el mar!"- exclamó con alegría.
Al escuchar sus palabras, una gaviota se posó junto a él y dijo: "Carlitos, eres un caracol increíblemente valiente. No muchos tienen la determinación para cumplir sus sueños como tú lo has hecho.
"La gaviota levantó vuelo llevando consigo a Carlitos para darle un paseo sobre las aguas cristalinas del océano. Desde allí arriba, pudieron admirar toda la belleza del mundo marino. "Gracias por ayudarme a cumplir mi sueño, amiga gaviota.
Ahora sé que no hay nada imposible si uno cree en sí mismo y nunca se rinde"- dijo Carlitos con una sonrisa radiante. Y así, el pequeño caracol aprendió que la perseverancia y la confianza en uno mismo pueden llevarnos más lejos de lo que jamás imaginamos.
Desde ese día, su historia inspiró a muchos otros animales a seguir sus propios sueños, sin importar cuán grandes o imposibles parecieran.
FIN.