El sueño de Carmela



Había una vez una niña llamada Carmela, a quien le encantaba explorar nuevos lugares y aprender sobre diferentes culturas.

Un día, mientras estaba jugando en el jardín de su casa, su abuela apareció con una gran sonrisa en su rostro. "-Carmela, querida, ¿te gustaría hacer un viaje especial conmigo?"- preguntó la abuela. Los ojos de Carmela se iluminaron de emoción al escuchar la propuesta de su abuela.

"-¡Sí! ¡Claro que sí! ¿A dónde iremos?"- respondió Carmela emocionada. La abuela tomó la mano de Carmela y le dijo: "-Viajaremos a París, la ciudad del amor y la luz. Podremos visitar la Torre Eiffel, pasear por las calles adoquinadas y probar deliciosos croissants".

Carmela no podía contener su alegría. Ella siempre había soñado con conocer París y ahora iba a poder hacerlo junto a su amada abuela. Al día siguiente, ambas empacaron sus maletas y se dirigieron al aeropuerto.

Durante el vuelo, Carmela no podía dejar de imaginar todas las aventuras que vivirían en París. Una vez llegaron a París, se instalaron en un hermoso hotel cerca del río Sena. La primera parada fue la Torre Eiffel.

Mientras subían por el ascensor hacia lo más alto de la torre, Carmela observaba maravillada cómo los edificios parecían pequeños juguetes desde allá arriba. "-Abuelita, esto es increíble. ¡Parece que estamos tocando el cielo!"- exclamó Carmela. La abuela sonrió y le respondió:"-Así es, querida.

París tiene ese poder de hacer sentir a uno en las nubes". Carmela y su abuela continuaron explorando la ciudad durante los siguientes días. Visitaban museos, probaban diferentes platos típicos y se perdían por las encantadoras calles parisinas.

Un día, mientras paseaban por los Jardines de Luxemburgo, Carmela encontró un pequeño libro abandonado en una banca. Lo recogió y descubrió que era un libro de cuentos clásicos franceses.

"-Abuela, ¿puedo llevarme este libro a casa? Me encanta leer cuentos"- preguntó Carmela emocionada. La abuela asintió con una sonrisa y dijo:"-Claro que sí, mi niña. Los libros son tesoros que nos permiten viajar a lugares mágicos sin salir de casa".

Carmela estaba tan feliz con su nuevo tesoro literario que no podía esperar para contarle a sus amigos sobre sus aventuras en París. El último día en París llegó más rápido de lo que ambas esperaban.

Mientras hacían las maletas para regresar a casa, Carmela miraba por la ventana del hotel con nostalgia. "-Abuelita, nunca olvidaré este viaje maravilloso que hicimos juntas"- dijo Carmela con tristeza.

La abuela tomó la mano de su nieta y le respondió:"-No olvides, mi niña, que siempre podrás volver a París o cualquier otro lugar si sigues persiguiendo tus sueños". Carmela sonrió y abrazó a su abuela con fuerza.

Aunque el viaje había terminado, Carmela sabía que las aventuras aún continuaban en su imaginación y en los libros que ahora llenaban su habitación. Y así, Carmela regresó a casa con la mente llena de recuerdos inolvidables y el corazón repleto de inspiración para seguir explorando el mundo.

Desde ese día, cada vez que leía uno de los cuentos franceses del libro que encontró en París, recordaba aquel mágico viaje junto a su amada abuela.

FIN.

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