El sueño de Celeste



Había una vez una niña llamada Celeste que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. Aunque amaba su hogar, siempre había deseado viajar y conocer otros lugares.

Un día, mientras miraba el mapa del mundo en su habitación, se dio cuenta de que había un lugar muy lejano al que siempre había querido ir: la ciudad de las luces.

La ciudad de las luces era famosa por sus hermosos edificios, sus calles llenas de vida y su increíble cultura. Celeste sabía que llegar hasta allí sería todo un desafío, ya que estaba muy lejos de su pequeño pueblo y no tenía forma de transporte.

Decidida a hacer realidad su sueño, Celeste decidió investigar cómo podría llegar a la ciudad de las luces. Fue entonces cuando descubrió que el aeropuerto más cercano se encontraba a varios kilómetros de distancia.

¡Pero eso no detendría a nuestra valiente protagonista! Con una mochila llena de ilusiones y determinación, Celeste comenzó su largo camino hacia el aeropuerto. Caminó durante horas bajo el sol abrasador y atravesó ríos cristalinos sin perder nunca la esperanza.

Finalmente llegó al aeropuerto y quedó maravillada por todo lo que veía: enormes aviones despegando y aterrizando, gente emocionada preparándose para volar hacia nuevos destinos. Aquel lugar era mágico para ella. Se acercó al mostrador de información y preguntó cómo podía comprar un boleto para volar hasta la ciudad de las luces.

La amable señorita detrás del mostrador le explicó que necesitaba dinero para comprar el boleto, pero Celeste no tenía ni un centavo. Desilusionada pero decidida, Celeste decidió buscar una solución.

Se acercó a un grupo de pilotos y azafatas y les contó su historia. Todos se conmovieron por la valentía de la pequeña niña y decidieron ayudarla. Uno de los pilotos llamado Lucas se ofreció a llevarla en su avión hasta la ciudad de las luces.

¡Celeste estaba emocionada! Subió al avión junto a Lucas y se aseguró de abrocharse el cinturón antes del despegue. Durante el vuelo, Lucas le mostró a Celeste cómo funcionaba el avión y le habló sobre su pasión por volar.

La pequeña niña escuchaba atentamente, fascinada por cada palabra que salía de la boca del piloto.

Cuando finalmente llegaron a la ciudad de las luces, Celeste estaba asombrada por todo lo que veía: las calles llenas de gente, los edificios altos e imponentes, las luces brillantes que iluminaban la noche. Era todo lo que había imaginado y más. Lucas acompañó a Celeste durante su estancia en la ciudad de las luces y juntos exploraron todos sus rincones.

Visitaron museos, disfrutaron de deliciosas comidas callejeras y conocieron gente maravillosa. Después de unos días inolvidables en la ciudad de las luces, era hora de regresar a casa.

Pero esta vez, Celeste no tendría que caminar durante horas bajo el sol o cruzar ríos para llegar al aeropuerto. Lucas la llevó de regreso en su avión, asegurándose de que tuviera un viaje cómodo y seguro.

Cuando finalmente aterrizaron en el pequeño pueblo rodeado de montañas, Celeste se dio cuenta de que había aprendido una valiosa lección: nunca debemos rendirnos ante los desafíos y siempre debemos buscar ayuda cuando lo necesitamos. Además, descubrió que los sueños pueden hacerse realidad si tienes el coraje suficiente para perseguirlos.

Desde aquel día, Celeste nunca dejó de soñar y siempre recordó su increíble aventura en el avión hacia la ciudad de las luces.

Y cada vez que veía un avión volar por encima del cielo azul, sabía que estaba lleno de posibilidades y nuevos destinos por descubrir.

FIN.

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