El Sueño de Clara y el Chocolate Mágico


Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, una niña llamada Clara. Clara era una niña muy curiosa y aventurera, siempre estaba buscando nuevas cosas que descubrir y aprender.

Pero había algo en Clara que la hacía diferente a los demás niños: tenía la peculiar habilidad de quedarse dormida cuando menos lo esperaba. Un día, mientras exploraba el bosque cercano a su casa, Clara se encontró con un extraño objeto brillante entre los árboles.

Curiosa como siempre, decidió acercarse para ver qué era. Sin darse cuenta, el objeto emitió un destello mágico que hizo que Clara cayera en un profundo sueño. Pasaron días y semanas, pero nadie podía despertar a Clara de su largo sueño.

Los médicos del pueblo intentaron todo tipo de remedios y tratamientos, pero ninguno funcionaba.

La noticia llegó a oídos del rey del país vecino, quien decidió enviar al mejor mago del reino para ayudar a despertar a la niña. El mago llegó al pueblo y examinó detenidamente a Clara.

Después de mucho pensar y buscar soluciones en sus libros de hechizos antiguos, el mago tuvo una idea brillante: debía encontrar un beso tan dulce como las frutas argentinas para despertarla. El mago recorrió todo el país en busca del beso perfecto para despertar a Clara; probó con las uvas jugosas de Mendoza, las naranjas frescas de Tucumán e incluso las manzanas crujientes de Río Negro.

Pero ninguna fruta lograba ser lo suficientemente dulce como para despertar a Clara. Desesperado, el mago decidió buscar ayuda en los niños del pueblo. Convocó a todos en la plaza principal y les explicó la situación.

Los niños se ofrecieron voluntarios para ayudar y cada uno trajo su fruta más dulce. El primero fue Juanito, que llevaba una sandía bien madura. El mago acercó la sandía a los labios de Clara, pero no pasó nada.

Luego llegó Martina con un racimo de uvas jugosas, pero tampoco tuvo éxito. Uno por uno, los niños fueron probando con sus frutas más dulces, pero ninguna lograba despertar a Clara.

Fue entonces cuando apareció Sofía, una niña tímida que había estado observando todo desde lejos. En sus manos sostenía un pequeño trozo de chocolate argentino hecho con cacao de Misiones. El mago miró el chocolate y sintió algo especial en él.

Con cuidado, acercó el trozo de chocolate a los labios de Clara y... ¡ella despertó! Todos en el pueblo celebraron emocionados mientras Clara abría los ojos lentamente. "-¿Qué ha pasado?", preguntó Clara confundida. "-Has estado dormida durante mucho tiempo", respondió el mago.

"Pero gracias al beso tan dulce como el chocolate argentino que te dio Sofía, has vuelto a despertar". Clara sonrió y se levantó llena de energías.

A partir de ese día, valoraba cada momento despierta y aprendió a controlar su extraña habilidad para dormir sin previo aviso. Desde entonces, Clara se convirtió en una inspiración para todos los niños del pueblo. Aprendieron a no juzgar a alguien por sus diferencias y a trabajar en equipo para encontrar soluciones.

Clara siempre recordó el poder del chocolate argentino y cómo un pequeño gesto de bondad puede marcar la diferencia en la vida de alguien.

Y así, Clara vivió muchas aventuras más junto a sus amigos, enseñando al mundo que no importa cuántas veces te caigas, lo importante es levantarse con una sonrisa y seguir adelante.

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