El sueño de Cloe



Había una vez una niña llamada Cloe, que tenía tan solo 3 años y un gran sueño: ser piloto de aviones cuando fuera mayor.

Desde muy pequeña, Cloe estaba fascinada por los aviones y siempre se emocionaba cada vez que veía uno volar en el cielo. Un día, mientras jugaba en el parque con su amiga Sofía, Cloe le contó su gran deseo de ser piloto.

Sofía sonrió y dijo: "¡Eso es increíble, Cloe! Seguro que vas a ser la mejor piloto del mundo". Las dos niñas comenzaron a imaginar cómo sería volar por los cielos y explorar lugares lejanos. Pasaron los años y Cloe siguió soñando con convertirse en piloto.

Leía libros sobre aviones, miraba documentales e incluso construía maquetas de aviones en su habitación. Sus padres notaban su pasión y decidieron apoyarla al máximo.

Un día, mientras visitaban un museo de aviación cercano a su ciudad, Cloe tuvo la oportunidad de subir por primera vez a un simulador de vuelo. La emoción recorrió todo su cuerpo cuando se sentó frente a los controles del avión virtual. Con ayuda del instructor, aprendió cómo despegar, volar y aterrizar.

Cloe practicaba todos los días después de la escuela en el simulador de vuelo. Se esforzaba mucho para aprender todas las técnicas necesarias para pilotear un avión real.

Aunque todavía era pequeña para manejarlo ella misma, sabía que cada paso la acercaba más a cumplir su sueño. Cuando cumplió 10 años, Cloe y su familia fueron de vacaciones a la playa. Mientras disfrutaban del sol y las olas, se dieron cuenta de que había un espectáculo aéreo cerca.

Todos corrieron emocionados hacia el lugar para ver los aviones volar en formación. Cloe estaba maravillada con cada acrobacia que realizaban los pilotos.

En ese momento, una idea brillante cruzó por su mente: ¿por qué no hablar con uno de ellos? Decidida, se acercó al final del espectáculo y esperó pacientemente a que terminaran. Cuando el último avión aterrizó, Cloe se acercó tímidamente al piloto y le contó sobre su sueño de ser piloto cuando fuera mayor.

El piloto sonrió y le dijo: "Eso es fantástico, pequeña. Nunca dejes de creer en ti misma y trabaja duro para lograrlo". A partir de ese día, Cloe tenía más motivación que nunca.

Estudiaba mucho en la escuela para obtener buenas calificaciones y siempre buscaba oportunidades para aprender más sobre aviación. Participaba en competencias científicas relacionadas con el vuelo e incluso comenzó a tomar clases teóricas de pilotaje.

El tiempo pasó rápidamente y llegó el día en que Cloe cumplió 18 años. Había terminado sus estudios secundarios con honores y ahora era momento de decidir qué hacer después. Sin ninguna duda en su mente, decidió inscribirse en una prestigiosa escuela de aviación.

Los días se convirtieron en semanas y las semanas en meses llenos de desafíos para Cloe. Aprendió a volar aviones pequeños y, poco a poco, fue ganando experiencia.

Sus instructores se dieron cuenta de que tenía un talento natural para el pilotaje y la alentaron a seguir adelante. Finalmente, llegó el día en que Cloe obtuvo su licencia de piloto. Fue una jornada llena de emociones y orgullo para ella y su familia.

A partir de ese momento, comenzó a trabajar como piloto en una aerolínea reconocida. Cloe cumplió su sueño de ser piloto de aviones cuando era mayor. Cada vez que despegaba rumbo a un nuevo destino, recordaba aquellos días en los que soñaba con volar por los cielos.

Y aunque había pasado mucho tiempo desde entonces, nunca olvidó el consejo del piloto: "Nunca dejes de creer en ti misma". Y así, Cloe se convirtió en una inspiración para niños y niñas que también tenían grandes sueños.

Les enseñó que con esfuerzo, dedicación y perseverancia, cualquier sueño puede hacerse realidad.

FIN.

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