El sueño de Delfy



Un día soleado, Delfy decidió ir a explorar el bosque cerca de su casa. Llevaba consigo una mochila llena de golosinas para compartir con los animales que encontrara en su camino.

Mientras caminaba entre los árboles altos y frondosos, Delfy escuchó un ruido extraño detrás de unos arbustos. Se acercó sigilosamente y descubrió a un pequeño conejito atrapado en una red. "Oh no", exclamó Delfy preocupada. "¡Pobrecito conejito! No te preocupes, voy a ayudarte".

Delfy se puso manos a la obra y desató al conejito de la red con mucho cuidado. El conejito saltó felizmente hacia la libertad y le dio las gracias moviendo su nariz rosada. "De nada, amiguito", dijo Delfy sonriendo.

"Me alegra haber podido ayudarte". Continuando su aventura por el bosque, Delfy encontró una ardilla que parecía estar buscando algo desesperadamente. "¿Hola?", saludó Delfy amablemente.

"¿Necesitas ayuda?"La ardilla miró a Delfy con sus ojos brillantes y le explicó que había perdido todas sus bellotas en un agujero profundo y no sabía cómo recuperarlas. "No te preocupes", aseguró Delfy decidida. "Voy a encontrar una manera de ayudarte". Delfy buscó alrededor del agujero y encontró una rama larga y resistente.

Con mucho cuidado, logró enganchar las bellotas con la rama y devolverlas a la ardilla. "¡Muchas gracias!", exclamó la ardilla emocionada. "Eres una verdadera amiga".

Delfy sonrió y continuó su camino, feliz de haber podido ayudar a dos animales en apuros. Mientras caminaba, escuchó un ruido proveniente de un árbol cercano y vio a un pajarito atrapado entre las ramas. "Oh no", dijo Delfy preocupada.

"No te preocupes, pequeño pajarito, ¡voy a salvarte!"Delfy buscó alrededor y encontró una escalera vieja cerca del árbol. Con mucho cuidado, se acercó al pajarito y lo liberó de las ramas enredadas. "¡Gracias por salvarme!", trinó el pajarito contento.

Delfy sonrió y le dio algunas migajas de pan que había guardado en su mochila. El pajarito picoteó felizmente mientras Delfy continuaba su aventura. Después de un rato, Delfy llegó al final del bosque y se encontró con Ragnar, su perro fiel y juguetón.

Ragnar estaba muy emocionado de ver a Delfy después de tanto tiempo. "¡Ragnar! ¡Qué alegría verte!", exclamó Delfy mientras abrazaba cariñosamente a su mascota peluda. Los dos amigos decidieron regresar juntos a casa para compartir sus increíbles aventuras del día.

Al llegar, Delfy contó emocionada cómo había salvado al conejito, ayudado a la ardilla y rescatado al pajarito. "Eres una verdadera heroína", dijo mamá de Delfy, impresionada y orgullosa. Delfy sonrió y le dio las gracias a su mamá.

Estaba feliz de haber podido ayudar a los animales que encontró en el bosque. Desde ese día, Delfy se convirtió en la protectora de todos los animales del vecindario.

Cuidaba de ellos, les daba comida y los trataba con amor y respeto. Aprendió la importancia de ayudar a los demás, incluso a aquellos que no pueden pedir ayuda por sí mismos.

Y así, Delfy descubrió su pasión por los animales y decidió que cuando creciera, sería veterinaria para poder seguir ayudando a todas las criaturas peludas y emplumadas del mundo. Fin

FIN.

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