El sueño de Ema y León
Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, dos hermanitos llamados Ema y León.
A Ema le encantaba cantar desde que era muy pequeña, mientras que a León le gustaba más escuchar música y admirar la voz de su hermana. Un día, su mamá les dijo emocionada: "¡Chicos! Les tengo una gran sorpresa. He conseguido que tomen clases de ópera con una maestra increíble llamada Señorita Nicol.
Ella les enseñará a cuidar y manejar su voz para poder cantar como verdaderos profesionales". Ema y León estaban emocionados ante la noticia y esperaron ansiosos el primer día de clase. Cuando llegó el momento, se encontraron con la Señorita Nicol, una mujer amable y llena de energía.
La señorita Nicol comenzó las clases explicándoles la importancia del cuidado de la voz. Les enseñó ejercicios para calentar las cuerdas vocales antes de cantar y cómo mantener una buena postura al hacerlo.
"Recuerden chicos, deben respirar correctamente para tener un buen control sobre sus notas", dijo la señorita Nicol mientras los guiaba en ejercicios respiratorios. Ema y León practicaron duro durante varias semanas.
Aprendieron sobre diferentes técnicas vocales como el vibrato, el falsete y cómo proyectar su voz correctamente sin forzarla. Un día, un famoso director de ópera visitó las clases de la señorita Nicol en busca de nuevos talentos para su próxima producción.
La señorita Nicol decidió darle a Ema y León la oportunidad de demostrar lo aprendido. Ema y León estaban muy nerviosos pero emocionados. Se prepararon para su presentación con mucho entusiasmo y se apoyaron mutuamente durante los ensayos.
Llegó el día de la gran audición y Ema y León subieron al escenario con confianza. Cantaron una hermosa canción juntos, mostrando todo lo que habían aprendido en las clases de ópera. El director quedó impresionado por sus voces y les ofreció un papel en su próxima producción.
Ema y León no podían creerlo, ¡habían logrado su sueño de convertirse en cantantes de ópera! A partir de ese momento, Ema y León continuaron tomando clases con la señorita Nicol mientras se preparaban para su gran debut en el teatro.
Trabajaron duro, practicando cada día para perfeccionar sus habilidades vocales. Finalmente, llegó el día del estreno. El teatro estaba lleno de gente ansiosa por ver a los talentosos hermanitos cantar.
Ema y León subieron al escenario con aplomo y dieron una actuación espectacular. El público quedó maravillado por sus voces angelicales y los ovacionó de pie al finalizar la función. Ema y León se abrazaron emocionados, sabiendo que habían alcanzado su objetivo gracias a su esfuerzo y dedicación.
Desde ese momento, los hermanitos siguieron cantando juntos en diferentes producciones operísticas alrededor del mundo. Siempre recordaban las valiosas lecciones que les enseñó la señorita Nicol sobre el cuidado y manejo de su voz.
Y así, Ema y León se convirtieron en dos estrellas de la ópera, llevando su música a todos los rincones del mundo y demostrando que con pasión y perseverancia, los sueños pueden hacerse realidad.
FIN.