El sueño de Ernesto
Había una vez un elefante llamado Ernesto, quien vivía en la selva junto a su familia y amigos. A Ernesto le encantaba explorar, jugar con sus amigos monos y disfrutar de largas caminatas por la jungla.
Sin embargo, había algo que no le gustaba: irse a dormir por las noches. Cada noche, cuando el sol se escondía detrás de las montañas y el cielo se llenaba de estrellas brillantes, todos los animales se iban a descansar.
Pero Ernesto prefería quedarse despierto para seguir jugando y disfrutando de la noche. Una noche, mientras Ernesto estaba jugando con sus amigos monos en los árboles, escuchó un ruido extraño proveniente del río.
Todos los animales miraron hacia allí y vieron a una tortuga atrapada en medio del agua turbulenta. Sin pensarlo dos veces, Ernesto corrió hacia el río para ayudar a la tortuga.
Usando su gran trompa como una cuerda improvisada, logró rescatarla y llevarla sana y salva hasta la orilla. La tortuga estaba muy agradecida por haber sido salvada y le preguntó a Ernesto: "¿Por qué estás despierto tan tarde?".
Ernesto explicó que no le gustaba irse a dormir porque quería aprovechar al máximo cada momento divertido que pudiera tener. La tortuga sonrió amablemente y le dijo: "Ernesto, entiendo que quieras disfrutar de tus días al máximo. Pero también es importante descansar para poder estar lleno de energía al día siguiente".
Estas palabras resonaron en lo más profundo del corazón de Ernesto. Comenzó a darse cuenta de que, si bien era genial hacer muchas cosas durante el día, también necesitaba tiempo para descansar y recargar energías.
Decidió seguir el consejo de la tortuga y establecer una rutina antes de irse a dormir. Comenzó a practicar yoga en la selva para relajarse, se cepillaba los dientes con una rama suave y leía cuentos antes de acostarse.
Poco a poco, Ernesto comenzó a disfrutar cada vez más de su rutina nocturna. Descubrió que al descansar lo suficiente, tenía más energía y podía disfrutar aún más sus días.
Un día, mientras jugaban en la selva, sus amigos monos le preguntaron: "Ernesto, ¿cómo logras estar tan lleno de energía todo el tiempo?". Ernesto sonrió y les contó sobre su nueva rutina nocturna. Todos quedaron impresionados por el cambio positivo en Ernesto y decidieron probar su rutina también.
Pronto, todos los animales estaban durmiendo mejor y tenían mucha más energía durante el día para jugar y explorar juntos. Desde ese día en adelante, Ernesto comprendió que dormir bien era esencial para llevar una vida saludable y feliz.
Aprendió que no hay nada malo en aprovechar al máximo cada momento despierto, pero también es importante cuidar nuestro cuerpo y mente mediante un buen descanso nocturno.
Y así, Elefante Ernesto se convirtió en un gran ejemplo para todos los animales de la selva: enseñándoles la importancia del sueño reparador y cómo equilibrar el tiempo de diversión con el descanso adecuado.
FIN.