El Sueño de Estrellas
Era una noche clara y estrellada cuando Sofía decidió dar un paseo por el bosque. Todo estaba tranquilo, y el suave susurro del viento la acompañaba. Se sentó en un claro, rodeada de altos árboles que parecían tocar el cielo. Sofía miraba las estrellas, disfrutando de la calma y la libertad que sentía.
Mientras contemplaba el vasto universo, le llegaron pensamientos de aventuras y sueños. ¿Qué pasaría si pudiera viajar a las estrellas? Mientras su mente divagaba, comenzó a imaginar un mundo lejano, donde las estrellas tenían personalidades y un lenguaje especial.
"Si pudiera hablar con una estrella, ¿qué me diría?" - pensó Sofía. Y así, cerrando los ojos, comenzó a imaginar una estrella brillante y colorida, que, en su mente, empezó a cobrar vida.
"Hola, Sofía, soy Estela, la estrella viajera. He estado observándote desde lejos" - dijo la estrella con una voz alegre y chispeante.
"¡Hola, Estela! ¡No puedo creer que estés aquí! ¿Qué aventuras has tenido?" - respondió Sofía, llena de emoción.
"He visto planetas que bailan, estrellas fugaces que juegan al escondite y cometas que hacen carreras. Pero nunca he conocido a alguien como vos, que sueña en un bosque" - respondió Estela.
Sofía sintió que su corazón latía más rápido. El viaje a las estrellas no era solo un sueño, 'podía compartirlo con Estela'.
"¿Te gustaría venir conmigo a explorar el cielo?" - preguntó Sofía con la esperanza de una respuesta positiva.
"¡Claro! Pero primero, debes aprender algo importante: las estrellas también tienen miedos y sueños" - explicó Estela.
Sofía frunció el ceño, intrigada.
"¿Las estrellas tienen miedo?" - preguntó.
"Sí, a veces temen que sus luces se apaguen. Pero todas tienen un deseo profundo de brillar" - respondió la estrella.
Sofía sintió una conexión especial con Estela.
"Yo también tengo mis miedos, a veces tengo miedo de no ser lo suficientemente buena en el colegio o de no tener amigos" - confesó Sofía suavemente.
"Todos tienen miedos, es algo natural. Lo importante es aprender a seguir adelante, a brillar a pesar de ellos" - dijo Estela.
Sofía lo pensó un momento. "Creo que puedo hacerlo. Si las estrellas brillan a pesar de sus miedos, yo también puedo hacerlo en mi vida" - respondió Sofía con determinación.
Estela sonrió y, con un destello, le dijo: "¡Exactamente! Ahora, ¿quieres aprender a brillar conmigo?"
"Sí, por favor!" - exclamó Sofía emocionada.
Estela guió a Sofía por un camino brillante que apareció ante ellas, lleno de luces y colores. Comenzaron a volar alto en el cielo, recorriendo constelaciones y sabios planetas. Sofía se sentía libre y llena de energía, su miedo se desvanecía con cada giro que daba en la danza estelar.
"Ahora que estás aquí, entremos en el Palacio de las Estrellas" - propuso Estela. Sofía asintió con entusiasmo. Al llegar, una enorme puerta de luz se abrió ante ellas. El palacio estaba hecho de destellos y era un lugar maravilloso.
Allí conocieron a otras estrellas, cada una con su propia historia. Una estrella dorada le contó a Sofía cómo había tenido miedo de ser diferente, pero que gracias a su singularidad había encontrado su propio camino. Otra estrella azul le habló de la importancia de la amistad y lo valioso que es compartir sus sueños con otros.
"Todos tenemos una luz especial, Sofía. Tienes que encontrarla y dejarla brillar" - dijo una estrella palpitante.
Sofía sintió que cada estrella le enseñaba algo importante y, al mismo tiempo, empezaba a recordar su propia luz.
De repente, Estela le hizo una pregunta: "¿Qué es lo que más quieres hacer cuando vuelvas al bosque?"
Sofía pensó en todas las aventuras que había tenido. "Quiero contarles a mis amigos sobre todas las cosas maravillosas que aprendí aquí y hacer que también se sientan brillantes" - respondió con una sonrisa.
"Eso es maravilloso, Sofía! Tu luz se multiplicará cuando compartas con los demás" - aplaudió Estela.
Finalmente, llegó el momento de regresar. Sofía comprendió que debía volver al bosque, pero se sentía diferente.
"Gracias, Estela. Nunca olvidaré lo que viví aquí" - dijo Sofía mientras comenzaban a descender.
"Recuerda, siempre estaré aquí, brillando para que sigas soñando" - respondió Estela con una sonrisa resplandeciente.
Al volver al bosque, Sofía sintió que toda su luz había crecido. Con cada estrella que brillaba en el cielo, ella sabía que era una parte de algo mucho más grande.
Prometió compartir su luz, sus sueños y todo lo que había aprendido con sus amigos. Y así, Sofía se convirtió en un faro de inspiración, recordando siempre que, aunque todos enfrentamos miedos, aprender a brillar es la verdadera aventura.
FIN.