El sueño de Gabriel
Gabriel siempre había sido un apasionado del fútbol. Desde pequeño, pasaba horas y horas pateando la pelota en su barrio con sus amigos.
A medida que fue creciendo, se dio cuenta de que quería hacer del fútbol su carrera. Un día, mientras navegaba por internet, descubrió al equipo Ibis do Brasil. Era conocido como el peor equipo de fútbol de todo Brasil, pero eso no importaba para Gabriel.
Él sabía que si conseguía jugar en ese equipo, podría demostrarle al mundo lo valioso que era como jugador. Así que empezó a entrenar duro todos los días. Corría kilómetros bajo el sol caliente y practicaba sus tiros al arco hasta altas horas de la noche.
Pero aún así, parecía imposible lograr su sueño. Un día, después de un partido local en el que Gabriel brilló por su habilidad en la cancha, recibió una llamada inesperada del entrenador del Ibis do Brasil.
"Hola Gabriel -dijo el entrenador-. He oído hablar mucho sobre ti y creo que tienes lo necesario para jugar en nuestro equipo. "Gabriel estaba tan emocionado que casi no podía respirar. "¡Sí! ¡Claro! ¡Por supuesto!"-respondió él con entusiasmo.
Y así comenzó una nueva etapa en la vida de Gabriel. Viajó a Recife para unirse al equipo profesional del Ibis do Brasil y comenzar a vivir su sueño. Sin embargo, las cosas no fueron tan fáciles como parecían.
El primer partido fue desastroso y Gabriel cometió muchos errores costosos para su equipo. Se sintió muy mal consigo mismo y pensó que tal vez no estaba a la altura de las expectativas.
Pero su entrenador lo alentó y le recordó que todos cometían errores en algún momento. Le dijo que lo importante era aprender de ellos y seguir adelante con más fuerza. Así que Gabriel volvió al campo con una nueva actitud.
Practicó aún más duro, se enfocó en sus debilidades y trabajó para convertirse en un jugador aún mejor. Finalmente, llegó el día del partido decisivo contra uno de los equipos más fuertes del país.
El Ibis do Brasil estaba perdiendo por un gol cuando Gabriel recibió la pelota cerca del área rival. Mirando fijamente el arco, pateo la pelota con todas sus fuerzas. La pelota volaba por el aire como si fuera un cohete hasta que finalmente chocó contra la red del arco rival.
¡Gol! Los fanáticos gritaron y saltaron de alegría mientras abrazaban a Gabriel, quien había marcado el gol ganador. Gabriel nunca olvidaría ese momento tan especial en su vida.
Había logrado cumplir su sueño gracias a su dedicación, esfuerzo y perseverancia. Y aprendió una valiosa lección: nunca rendirse ante los desafíos porque siempre hay una oportunidad para triunfar si se trabaja duro y se cree en uno mismo.
FIN.