El sueño de Harry



Había una vez un niño llamado Harry, que siempre soñaba con viajar a la luna. Todos los días miraba al cielo y se preguntaba cómo sería estar allí arriba, caminando entre las estrellas.

Un día, mientras jugaba en el jardín de su casa, vio pasar un globo aerostático. Sus ojos se iluminaron de emoción y decidió que ese sería su medio de transporte para llegar hasta la luna.

Corrió hacia su mamá y le contó sobre su maravilloso plan. Ella sonrió y le dijo: "Harry, viajar a la luna es algo muy difícil. Pero nunca debes dejar de perseguir tus sueños. Si realmente lo deseas, encontrarás una manera".

Animado por las palabras de su mamá, Harry comenzó a investigar todo sobre los globos aerostáticos. Leyó libros, miró videos e incluso habló con expertos en vuelo libre. Aprendió sobre el gas que hace flotar al globo y cómo controlarlo.

Un día soleado, Harry decidió construir su propio globo aerostático en el patio trasero. Usó sábanas viejas y bolsas de plástico para crear la estructura del globo. Luego llenó un tanque con helio para hacerlo volar.

Cuando todo estuvo listo, Harry subió al cesto del globo y gritó emocionado: "¡Voy a llegar a la luna!". Su familia lo observaba desde abajo con una mezcla de preocupación y orgullo. El globo comenzó a elevarse lentamente hasta alcanzar las nubes más altas.

Harry estaba asombrado por la belleza del cielo y la sensación de libertad que experimentaba. Pero pronto se dio cuenta de que todavía estaba lejos de su destino.

Desesperado por llegar a la luna, Harry comenzó a pensar en una solución. Recordó que había visto un avión cerca de su casa y pensó que podría usarlo para continuar su viaje. Miró hacia abajo y vio un campo abierto donde el avión estaba estacionado.

Con cuidado, descendió su globo aerostático hasta el lugar y se acercó al piloto. "¡Hola! Mi nombre es Harry y quiero viajar a la luna. ¿Me puedes ayudar?"- le preguntó con esperanza en los ojos.

El piloto lo miró sorprendido pero admirado por la valentía del niño. Después de escuchar su historia, sonrió y dijo: "Harry, no puedo llevarte directamente a la luna, pero puedo mostrarte cómo volar en un avión".

Durante varias semanas, Harry aprendió todo sobre los aviones: cómo despegar, volar y aterrizar con seguridad. Practicaron juntos en el campo cercano hasta que Harry se sintió listo para seguir adelante con su misión lunar. Con el corazón lleno de emoción, Harry subió al avión junto al piloto.

El motor rugió mientras el avión tomaba impulso por la pista. Pronto estaban elevándose hacia las alturas nuevamente. Mientras volaban entre las nubes, Harry miraba ansiosamente por la ventana buscando señales de vida lunar.

Pero no había nada más que cielo azul infinito. "¿Dónde está la luna?"- preguntó Harry preocupado. El piloto sonrió y le explicó que la luna estaba mucho más lejos de lo que podían llegar en ese avión.

Pero eso no desanimó a Harry. "¡No importa! - exclamó Harry con determinación-. Si no puedo ir a la luna hoy, seguiré trabajando duro para hacerlo realidad en el futuro". El piloto asintió y ambos regresaron al campo de vuelo.

La familia de Harry los esperaba allí, ansiosos por saber cómo había sido su aventura. Cuando escucharon su historia, todos se sintieron inspirados por la valentía y perseverancia del pequeño.

A partir de ese día, Harry siguió soñando con viajar a la luna. Estudió ciencia espacial, matemáticas y física para entender mejor los secretos del universo. Construyó cohetes en su garaje y siempre recordaba las palabras de su mamá: "Nunca debes dejar de perseguir tus sueños".

Y así fue como Harry, el niño soñador, se convirtió en un astronauta famoso que finalmente logró viajar a la luna.

Su historia inspiradora enseña a todos los niños que nunca deben rendirse ante los obstáculos y siempre deben seguir sus sueños sin importar cuán lejos parezcan estar.

FIN.

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