El Sueño de Ivannia
Era una mañana soleada en el pintoresco barrio de Villa Esperanza. La casa de Ivannia era cálida y acogedora, llena de risas y sueños. Ivannia, una joven de 24 años, estaba en su habitación rodeada de libros, papeles y mapas de Alemania. A su lado, Ahinara, su pequeña hermana de 8 años, se entretenía dibujando en su cuaderno, mientras su papá, Aurelio, preparaba el desayuno en la cocina.
"Ivannia, ¿cuándo vas a terminar tu tesis?" - preguntó Ahinara, mirando a su hermana con curiosidad.
"En unos días, chiquita. Estoy tratando de incluir toda la información importante para que me aprueben la beca en Alemania" - respondió Ivannia, con una sonrisa.
Aurelio entró en la habitación con una bandeja repleta de tostadas y jugo de naranja.
"¿Todo listo para tu gran aventura?" - le preguntó Aurelio, mientras dejaba la comida sobre la mesa.
"Casi. Solo necesito terminar mis notas y organizar mi proyecto. Alemania me ofrece tantas oportunidades" - exclamó Ivannia, mientras miraba dibujos en su mente de cómo sería su vida en otro país.
Ahinara interrumpió entusiasmadamente:
"¡Pero, ¿y si no te aceptan?" - La preocupación asomaba en su rostro.
"No quiero pensar en eso, Ahinara. Estoy trabajando duro y tengo que ser optimista. Además, ¡tengo a mi mejor hinchadora!" - respondió Ivannia, dándole un beso en la frente a su hermana.
Días pasaron, Ivannia avanzaba con su tesis, pero cuando recibió la noticia de que su proyecto necesitaba ser más detallado, su ánimo comenzó a decaer. Se sentó en su cama, entre lágrimas.
"No sé si voy a lograrlo, Ahinara. Quizás no sirvo para esto" - dijo Ivannia, sin poder contener su tristeza.
Ahinara dejó su dibujo y se acercó a su hermana:
"Pero, ¡primero que todo, tenés que intentarlo! Todos los grandes logros vienen después de muchos intentos. Recuerda que siempre hay espacio para mejorar."
Ivannia sonrió a pesar de las lágrimas. La voz de su hermana resonaba en su corazón como un eco de amor y confianza.
"Tienes razón, Ahinara. Voy a reescribir todo desde cero. Puedo hacerlo" - se animó.
Así, Ivannia pasó noches enteras reescribiendo, investigando y perfeccionando su tesis. Aurelio se unió, ayudándola a repasar y organizar sus ideas:
"Ivannia, estoy orgulloso de ti. Siempre tené presente que los obstáculos son oportunidades para crecer" - le dijo Aurelio con una sonrisa.
El día de la entrega llegó, y con ansiedad, Ivannia presentó su tesis. Mientras esperaba los resultados, Ahinara la sorprendió con un colorido cartel:
"¡Vas a conseguirla, Ivannia!" - decía el cartel, con dibujos de corazones y estrellas.
Finalmente, el correo llegó. Ivannia, con el corazón en la garganta, abrió el mensaje: "Nos complace informarle que ha sido seleccionada para la beca de estudios en Alemania". A su alrededor, todo se iluminó.
"¡Lo logré! ¡Lo logré!" - exclamó, y el abrazo entre ella y Ahinara fue el más reconfortante del mundo.
Aurelio también se unió al abrazo, con lágrimas de alegría. Pero había un giro inesperado: Ahinara miró a su hermana.
"Cuando te vayas, ¿me traerás un regalo de Alemania?" - preguntó con una sonrisa pícara.
"¡Por supuesto! Tal vez un libro en alemán para que puedas aprender también" - respondió Ivannia, riendo.
Así, entre aventuras, sueños y determinación, Ivannia se preparó para su nuevo capítulo en Alemania. Ahinara y Aurelio siempre estarían con ella, apoyando sus sueños y recordándole que lo imposible solo existe si no se intenta. Al final, lo que realmente importa es el viaje y las huellas que dejamos en los demás.
FIN.