El sueño de Johan


En un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza vivía Johan, un niño de ocho años que soñaba con convertirse en futbolista profesional.

Desde que tenía uso de razón, lo único que le apasionaba era jugar al fútbol en la plaza del pueblo con sus amigos.

Un día, mientras jugaba un partido improvisado con su amigo Martín, Johan les dijo a todos emocionado:-¡Cuando sea grande voy a ser el mejor futbolista del mundo! Todos sus amigos lo miraron sorprendidos y luego se rieron. -¿El mejor futbolista del mundo? ¡Eso es imposible! -dijo Martín burlándose. Pero Johan no se desanimó. Decidió entrenar aún más duro para demostrarles a todos que podía lograrlo.

Pasaba horas practicando tiros al arco, regates y pases precisos en la plaza, incluso cuando caía la noche y tenía que volver a casa. Un día, mientras estaba entrenando solo en la plaza, vio acercarse a un hombre mayor vestido con una camiseta de fútbol y una gorra.

El hombre se acercó a Johan y le preguntó:-¿Te gustaría venir a probar tu talento en las divisiones inferiores de mi club de fútbol? Johan no podía creerlo.

¡Era su oportunidad de demostrarle al mundo de lo que era capaz! Sin dudarlo un segundo, aceptó la invitación del hombre y comenzó a entrenar con el equipo juvenil del club. Los primeros días fueron difíciles para Johan.

Los otros chicos eran más grandes y rápidos que él, pero él no se dio por vencido. Escuchaba atentamente los consejos de los entrenadores, practicaba incansablemente e intentaba mejorar cada día un poco más. Pasaron los meses y Johan empezó a destacarse en el equipo.

Su habilidad con el balón era innegable y su pasión por el juego inspiraba a sus compañeros. Finalmente llegó el día del partido decisivo contra el principal rival del club. El partido estaba empatado 1-1 y quedaban solo cinco minutos para el final.

El entrenador decidió hacer entrar a Johan como último recurso para intentar marcar el gol de la victoria. Con determinación en los ojos, Johan entró al campo decidido a dejarlo todo por su equipo.

En los últimos minutos del partido, Johan recibió un pase preciso cerca del área rival. Con una gambeta rápida dejó atrás a dos defensores y sacó un potente remate que se coló en el ángulo superior derecho del arco rival.

¡Gol! El estadio estalló en júbilo y los compañeros de Johan corrieron hacia él para abrazarlo. Desde ese día, Johan supo que nada era imposible si uno trabajaba duro por sus sueños.

Se convirtió en una estrella del fútbol argentino e inspiración para muchos niños que también soñaban con alcanzar grandes metas. Y así fue como aquel niño llamado Johan, que solo quería ser futbolista cuando fuera grande, logró conquistar el mundo entero con su pasión por el deporte rey.

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