El sueño de Jojo


Jojo era un chico curioso y aventurero. Desde que tenía memoria, soñaba con conocer el mundo y todos los lugares maravillosos que había en él. Pero su mayor sueño era visitar Disney World.

Un día, mientras caminaba por la calle, Jojo vio a una señora vendiendo flores en la esquina. La mujer parecía estar muy ocupada atendiendo a los clientes y Jojo se acercó para ver de qué se trataba.

"Hola, ¿qué estás haciendo?", preguntó Jojo con curiosidad. "Estoy vendiendo flores", respondió la señora con amabilidad. Jojo observó las flores que tenía la mujer. Eran hermosas rosas rojas y blancas que desprendían un aroma dulce e intenso. "¿Puedo ayudarte?", preguntó Jojo entusiasmado.

La señora sonrió al ver el interés del chico por su trabajo y le explicó cómo hacer ramos de flores para vender en la calle.

Jojo decidió probar suerte vendiendo flores también para conseguir dinero para cumplir su sueño de viajar a Disney World. Compró algunas rosas y se instaló en una esquina cerca de su casa para ofrecerlas a los transeúntes. Los primeros días fueron difíciles ya que no mucha gente compraba sus flores, pero Jojo no se rindió.

Decidió mejorar sus técnicas de venta e incluso aprendió algunos trucos de magia para llamar más la atención de los clientes.

Un día, una pareja mayor se acercó a él interesados en comprar unas rosas para regalarle a su hija en su aniversario número 50. Jojo se emocionó al escuchar la historia y decidió hacerles un ramo especial para que fuera inolvidable.

La pareja quedó encantada con el ramo de flores y le agradecieron a Jojo por su atención y dedicación. Ese día, Jojo vendió todas sus flores y ganó suficiente dinero para empezar a planear su viaje a Disney World.

A partir de ese momento, las ventas de Jojo aumentaron cada vez más gracias a su creatividad y simpatía. Logró ahorrar lo suficiente para comprar los boletos de avión y hospedarse en un hotel cerca del parque temático. Jojo finalmente cumplió su sueño de conocer Disney World.

Paseó por todos los rincones del lugar, disfrutando cada atracción y espectáculo. Aprendió mucho sobre la importancia del trabajo duro, la perseverancia y la amabilidad hacia los demás.

Al regresar a casa, Jojo siguió vendiendo flores en la calle pero ahora con una nueva actitud: sabía que podía lograr cualquier cosa si se esforzaba lo suficiente y nunca perdía la alegría ni el espíritu aventurero que siempre había tenido.

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