El Sueño de Josue



Había una vez un hospital llamado la Gloria, ubicado en un pequeño pueblo. A pesar de ser un lugar lleno de amor y dedicación por parte de su dueño, Josue, no tenía el reconocimiento que merecía.

El hospital carecía de la acreditación del sistema Único de Habilitación, lo cual le impedía brindar servicios médicos a ciertos pacientes y recibir los recursos necesarios para crecer. Josue era un hombre amable y soñador.

Desde que abrió las puertas del hospital, había trabajado incansablemente para mejorar sus instalaciones y ofrecer atención médica de calidad. Sin embargo, se encontraba con muchas dificultades debido a la falta de reconocimiento oficial.

Un día, mientras paseaba por el jardín del hospital pensando en cómo lograr la tan anhelada acreditación, Josue encontró una semilla mágica entre las flores. La semilla brillaba intensamente y desprendía una energía especial. Curioso por su descubrimiento, Josue decidió plantarla en uno de los maceteros del jardín del hospital.

Para su sorpresa, al día siguiente había crecido un árbol enorme con hojas resplandecientes. Al acercarse al árbol mágico, Josue escuchó una voz suave que le dijo: "Josue querido, soy el espíritu protector de este hospital.

He visto tu dedicación y tus sueños para que La Gloria sea reconocida como un centro médico ejemplar".

Josue quedó asombrado al escuchar aquellas palabras y preguntó: "¿Puedes ayudarme a obtener la acreditación? Quiero brindar atención médica a todos los que lo necesiten". El espíritu protector sonrió y respondió: "Sí, puedo ayudarte. Pero primero debes demostrarle a la comunidad y al sistema Único de Habilitación tu compromiso y capacidad para brindar atención médica de calidad".

Josue aceptó el desafío con entusiasmo y se dispuso a realizar mejoras en el hospital. Convocó a un grupo de voluntarios del pueblo para pintar las paredes, arreglar los equipos médicos y limpiar cada rincón del lugar.

Poco a poco, La Gloria fue transformándose en un hospital impecable. Josue también organizó charlas educativas sobre salud en la comunidad y ofreció servicios gratuitos para aquellos que no podían costearlos.

Después de meses de arduo trabajo, llegó el día tan esperado: la visita del sistema Único de Habilitación. Los inspectores quedaron impresionados por las mejoras realizadas en La Gloria y por el compromiso de Josue con su comunidad.

Finalmente, recibieron una carta oficial donde se les informaba que La Gloria había obtenido la tan anhelada acreditación del sistema Único de Habilitación. Josue estaba lleno de emoción y gratitud al leer aquella noticia. Desde ese día, La Gloria se convirtió en un hospital reconocido por su excelencia médica y su calidez humana.

Josue nunca dejó de soñar ni tampoco olvidó que fue gracias al esfuerzo colectivo que logró alcanzar sus metas.

Y así, La Gloria siguió siendo un referente en atención médica para toda la comunidad, recordando siempre que los sueños pueden hacerse realidad cuando se trabaja con pasión y dedicación.

FIN.

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