El sueño de Juan
Había una vez, en la Cuba colonial, un hombre llamado Juan. Juan era un esclavo negro que vivía en una plantación de caña de azúcar.
A pesar de su difícil situación como esclavo, Juan tenía un talento especial: amaba escribir. Aunque nunca había recibido educación formal, Juan se las arreglaba para aprender por sí mismo.
Durante sus escasos momentos libres, se escondía en su pequeño rincón secreto y se dedicaba a leer y escribir en unos viejos manuscritos que había encontrado abandonados en la plantación. Un día, mientras buscaba comida para los demás esclavos en el mercado local, Juan encontró algo que cambiaría su vida para siempre: un libro infantil.
Fascinado por las historias y dibujos coloridos, decidió llevarlo consigo y estudiarlo cada noche después del agotador trabajo en el campo. Con el tiempo, Juan comenzó a crear sus propias historias infantiles.
Utilizaba la imaginación y la creatividad para transportar a los niños a mundos llenos de aventuras y enseñanzas importantes. Cada noche compartía estas historias con los otros esclavos bajo la luz tenue de las velas.
Poco a poco, las historias de Juan empezaron a correr boca a boca entre los niños de la plantación. Los niños esperaban ansiosamente cada noche para escuchar una nueva historia llena de magia y esperanza. Un día, un niño blanco llamado Alejandro visitó la plantación junto con su padre dueño de la misma.
Alejandro se quedó maravillado al escuchar una historia contada por aquel hombre negro llamado Juan. Quedó tan impresionado que decidió pedirle a su padre que comprara la libertad de Juan y lo llevara con ellos a la ciudad.
El padre de Alejandro, al ver el talento y la pasión de Juan por contar historias, accedió a la petición de su hijo. Compraron la libertad de Juan y lo llevaron consigo a la ciudad.
En la ciudad, Juan continuó escribiendo sus historias infantiles y pronto se convirtió en un escritor reconocido. Sus libros eran leídos por niños de todas las clases sociales, y sus palabras inspiraban sueños y esperanzas en los corazones jóvenes. Juan nunca olvidó su pasado como esclavo.
Utilizaba sus historias para enseñar sobre el valor del amor, la amistad, y los derechos humanos.
Sus libros se convirtieron en una herramienta poderosa para educar a los niños sobre la importancia de tratar a todos con respeto e igualdad. La historia de Juan inspiró a muchas personas en Cuba y más allá.
Su valentía y determinación demostraron que incluso en las circunstancias más difíciles, uno puede encontrar una manera de hacer una diferencia positiva en el mundo.
Y así fue cómo el negro esclavo Juan se convirtió en un escritor autodidacta cuyos manuscritos no solo cambiaron su vida sino también las vidas de muchos otros niños que encontraron esperanza y sabiduría en sus páginas llenas de magia.
FIN.