El Sueño de Juliana



Había una vez una niña llamada Juliana que vivía en la ciudad. Era una niña muy curiosa y siempre estaba buscando nuevas aventuras. Un día, mientras paseaba por el parque, encontró un folleto sobre la granja de Zenon.

-¡Mamá, mamá! ¡Mira lo que encontré! Es un folleto sobre la granja de Zenon. ¿Podemos ir a visitarla? -dijo emocionada Juliana. La mamá de Juliana sonrió y le dijo: -Claro, cariño, podemos ir este fin de semana.

Será una experiencia divertida y educativa para ti. Llegó el día del tan esperado viaje a la granja de Zenon. Juliana estaba llena de emoción mientras se subían al auto.

Cuando llegaron a la granja, fueron recibidos por Zenon, un simpático granjero con sombrero y overol.

Él les mostró todas las áreas de la granja: los establos donde estaban las vacas y los caballos, los corrales con las ovejas y los cerdos, e incluso el gallinero donde estaban las gallinas y los gallos. Juliana estaba fascinada con todos los animales y quería aprender más sobre ellos.

Se acercó a Zenon y le preguntó: -¿Cómo cuidas a todos estos animales? Zenon sonrió amablemente y respondió: -Cuido de ellos dándoles comida adecuada, agua fresca y un lugar limpio para vivir. También me aseguro de darles mucho amor y atención.

Juliana pensó en eso durante un momento y luego preguntó: -¿Puedo ayudarte a cuidar de los animales? Zenon asintió y le entregó un balde lleno de alimento para las vacas. Juliana se acercó a las vacas tímidamente, pero pronto se dio cuenta de que eran amigables y cariñosas. Les dio comida mientras Zenon le explicaba cómo cuidarlas.

Después de alimentar a las vacas, Juliana fue al gallinero para reagarrar huevos frescos. Se sorprendió al ver cuántos huevos había y lo importante que era recolectarlos todos los días.

Mientras caminaban por la granja, Zenon señaló un pequeño huerto donde cultivaba frutas y verduras. Juliana estaba intrigada y le preguntó: -¿Cómo haces crecer todas estas plantas? Zenon sonrió nuevamente y respondió: -Cuido del suelo, lo fertilizo adecuadamente y me aseguro de regarlas regularmente.

También tengo que protegerlas de plagas para que crezcan sanas. Juliana aprendió mucho sobre el cuidado de los animales, la agricultura y la importancia del trabajo duro en la granja. Estaba fascinada con todo lo que había visto y experimentado.

Al final del día, cuando se despidieron de Zenon, Juliana miró a su mamá con ojos brillantes y dijo: -¡Mamá, quiero tener una granja como esta algún día! Quiero cuidar de los animales y cultivar mis propias frutas y verduras.

La mamá de Juliana sonrió orgullosa e inspirada por el entusiasmo de su hija. Le dijo: -Siempre puedes perseguir tus sueños, querida. Nunca sabes a dónde te llevarán tus pasiones.

Desde ese día en adelante, Juliana nunca dejó de soñar con tener su propia granja. Estudió mucho sobre agricultura y cuidado de animales, y finalmente se convirtió en una granjera exitosa.

Y así, la historia de Juliana y la granja de Zenon nos enseña que los sueños pueden hacerse realidad si trabajamos duro, seguimos nuestras pasiones y nunca dejamos de aprender.

FIN.

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