El sueño de Karito



Érase una vez, en un pequeño pueblo llamado Villa Dormilona, vivía una niña llamada Karito. Desde muy pequeña, a Karito solo le gustaba dormir.

No le interesaban los juegos ni las aventuras; lo único que quería era estar acostada en su cama todo el día. Su mamá, doña Ana, se preocupaba mucho por ella y no sabía qué hacer para motivarla a hacer algo más que dormir.

Un día, mientras preparaba el desayuno, doña Ana tuvo una idea brillante. "Karito, cariño", dijo doña Ana con voz entusiasta. "Hoy tenemos un plan especial". Karito abrió sus ojos somnolientos y bostezó. "¿De qué se trata?", preguntó sin mucho interés.

"Vamos a visitar la granja de don Juan", respondió doña Ana emocionada. "Allí podrás aprender sobre los animales y ver cómo se cuidan". Karito frunció el ceño y protestó:"Pero mamá... yo solo quiero dormir".

Doña Ana sonrió y le dijo:"Sé que te gusta dormir, pero también es importante conocer cosas nuevas y disfrutar de otras actividades". Karito no estaba convencida del todo, pero decidió darle una oportunidad al plan de su mamá.

Cuando llegaron a la granja de don Juan, Karito vio gallinas correteando por todas partes. Don Juan les explicó cómo cuidarlas y recolectar los huevos frescos cada mañana. Aunque al principio Karito estaba aburrida, poco a poco empezó a interesarse por las historias de don Juan sobre las travesuras de las gallinas.

"¡Son tan divertidas!", exclamó Karito riendo a carcajadas. Luego, don Juan les mostró a las vacas y les enseñó cómo se ordeñaban. Karito no podía creer lo grande que eran esos animales y cómo producían leche para todos.

"Es increíble", susurró Karito maravillada. A medida que pasaba el día, Karito fue descubriendo la emoción de aprender cosas nuevas. Aprendió sobre cultivos y cómo sembrar verduras en el huerto.

También aprendió sobre caballos y su nobleza al montar uno por primera vez. Karito estaba tan emocionada que ya no quería dormir todo el tiempo. Descubrió un mundo lleno de aventuras y conocimientos que antes había ignorado.

Al regresar a casa, doña Ana sonrió al ver la alegría en los ojos de su hija:"¿Qué te pareció nuestra visita a la granja?", preguntó con curiosidad. Karito abrazó a su mamá y respondió:"Fue fantástico, mamá.

Me di cuenta de que hay tantas cosas interesantes por descubrir fuera de mi cama". Desde ese día, Karito se convirtió en una niña activa y curiosa. Ya no solo dormía todo el tiempo; ahora disfrutaba explorar el mundo a su alrededor.

Cada día encontraba algo nuevo para aprender y experimentar. La historia de Karito nos enseña la importancia de salir de nuestra zona de confort y abrirnos a nuevas experiencias. Solo cuando estamos dispuestos a explorar podemos descubrir nuestras pasiones ocultas y encontrar la felicidad en lugares inesperados.

FIN.

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