El sueño de la pelota, las zapatillas y el alumno del colegio



Había una vez en un colegio de Buenos Aires, una pelota llamada Panchito que soñaba con recorrer el mundo entero.

Panchito pasaba los días en el patio del colegio, viendo a los chicos jugar al fútbol y soñando con ser parte de esos emocionantes partidos. Pero había un pequeño problema, Panchito estaba siempre guardado en el armario de los materiales deportivos y nunca le daban la oportunidad de demostrar su valentía y habilidades en el campo de juego.

Una mañana, mientras la directora del colegio recorría las instalaciones, se detuvo en el aula de primer grado y notó a Martín, un alumno tímido y reservado, que miraba tristemente sus viejas zapatillas rotas.

La directora se acercó a Martín y le preguntó qué le sucedía. Martín le contó que sus zapatillas estaban tan desgastadas que ya no le permitían correr y jugar cómodamente, y que su familia no podía comprarle unas nuevas.

La directora, conmovida por la situación de Martín, decidió organizar una colecta entre los estudiantes, los profesores y los padres para regalarle a Martín unas zapatillas nuevas.

Al enterarse de esta iniciativa, Panchito sintió un cosquilleo en su superficie de cuero y una chispa de esperanza comenzó a brillar en su interior. -¡Oh, qué emoción! Si Martín recibe unas zapatillas nuevas, tal vez quiera jugar conmigo en el patio! -pensó Panchito lleno de ilusión. Los días pasaron y finalmente llegó el esperado momento.

Martín recibió un par de zapatillas nuevas, y su rostro se iluminó de alegría. Con su nuevo calzado, Martín se unió a los juegos de fútbol en el patio, y para sorpresa de todos, llevó consigo a Panchito, la pelota que había estado esperando su oportunidad.

Los chicos del colegio vieron a Martín y a Panchito patear, correr y reír juntos, formando un equipo imparable.

Panchito finalmente había cumplido su sueño de recorrer el mundo, o al menos, el mundo del colegio, y había encontrado en Martín un amigo para compartir aventuras. Desde ese día, Panchito y Martín se convirtieron en los mejores amigos, y juntos demostraron que los sueños pueden hacerse realidad cuando se tiene valentía, perseverancia y, sobre todo, amigos que te apoyen.

El patio del colegio se llenó de risas, juegos y amistad, y la directora supo que, a veces, los sueños pueden traer consigo las sorpresas más maravillosas.

FIN.

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