El sueño de la semilla valiente



Había una vez en un campo de girasoles, una pequeña semilla llamada Solita. Solita se sentía diferente a las demás semillas, ya que soñaba con ser algo más que una simple semilla en la tierra.

Un día, mientras todas las semillas esperaban ansiosas a ser sembradas, Solita les dijo: “Yo quiero crecer y convertirme en un girasol gigante, alcanzar el sol y ver el mundo desde lo más alto”. Las demás se rieron y le dijeron que eso era imposible.

Pero Solita no se desanimó. -Yo sé que puedo lograrlo, voy a esforzarme mucho todos los días para crecer y convertirme en el girasol más alto que jamás hayan visto.

Con determinación, Solita se esforzaba por absorber la luz del sol, tomar agua y nutrirse de la tierra. Los días pasaban y Solita crecía más y más, superando a las demás semillas. Un día, una fuerte tormenta azotó el campo de girasoles. Todos temblaban de miedo, menos Solita.

-¡No tengan miedo, la tormenta pasará y saldremos más fuertes que nunca! Les animó Solita. Las demás semillas se sintieron reconfortadas por sus palabras y juntas resistieron la tormenta.

Pasado el temporal, el campo de girasoles lucía desafortunado, todos estaban inclinados y lastimados, excepto Solita, que se había mantenido erguida y fuerte. Los días pasaron y Solita se convirtió en un hermoso girasol gigante, justo como había soñado.

Desde lo alto, podía ver el mundo y sentir la calidez del sol en su rostro. Las demás semillas se maravillaban al verla y comprendieron que, con esfuerzo y determinación, se pueden alcanzar grandes metas. Solita les enseñó que todos somos capaces de lograr lo imposible si confiamos en nosotros mismos y trabajamos duro.

Y así, Solita se convirtió en el girasol más valiente y admirado del campo, inspirando a todos a perseguir sus sueños con alegría y perseverancia.

FIN.

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