El sueño de Laura
Había una vez una niña llamada Laura, a quien le encantaba soñar. Cada noche, antes de dormir, imaginaba aventuras increíbles en las que podía volar como un pájaro o nadar con los peces más coloridos del océano.
Pero un día, algo extraño sucedió: Laura se despertó y descubrió que todavía estaba dentro de su sueño. Laura parpadeó varias veces, pensando que tal vez aún estaba durmiendo.
Pero no importaba cuánto intentara despertarse, seguía atrapada en ese mundo onírico. Al principio, se asustó un poco y trató de gritar para llamar la atención de sus padres, pero ninguna palabra salió de su boca. Confundida y preocupada, Laura decidió explorar este nuevo lugar en el que se encontraba.
Caminó por calles llenas de colores brillantes y edificios extravagantes. Los árboles parecían bailar al ritmo del viento y los animales hablaban entre sí.
De repente, Laura escuchó una voz proveniente detrás de un arbusto:"-¡Oye! ¿Eres nueva por aquí?"Laura se giró y vio a un simpático conejo blanco con lentes. "-Sí", respondió ella con timidez. "Me llamo Laura y me he despertado dentro de mi sueño". El conejo sonrió y explicó:"-Ohh...
eso es inusual pero interesante. Parece que tu sueño ha cobrado vida propia". Laura asintió lentamente mientras trataba de comprender lo que le estaba diciendo el conejo. "-Pero... ¿qué hago ahora?" preguntó Laura, preocupada.
El conejo pensó por un momento y luego sugirió:"-Creo que deberías aprovechar esta oportunidad única para aprender y crecer. Explora este mundo de sueños y descubre todo lo que puedas". Laura se animó un poco al escuchar estas palabras.
Decidió seguir el consejo del conejo y comenzar su aventura en ese extraño lugar. A medida que Laura exploraba más, se dio cuenta de algo maravilloso: cada vez que ayudaba a alguien o hacía una buena acción, su sueño se volvía más brillante y vibrante.
Por ejemplo, cuando ayudó a un pajarito a construir su nido, las flores cobraron vida con colores aún más intensos. Y cuando compartió su merienda con un grupo de niños hambrientos, los árboles comenzaron a cantar melodías alegres.
Laura comprendió entonces que sus acciones tenían un impacto directo en este mundo de ensueño. Se dio cuenta de la importancia de ser amable, generosa y compasiva con los demás.
Con el tiempo, Laura aprendió muchas lecciones valiosas mientras exploraba ese mundo surrealista. Descubrió el poder del amor incondicional, la importancia de la amistad verdadera y cómo pequeños actos pueden tener grandes consecuencias.
Finalmente, después de mucho tiempo viviendo dentro de su sueño convertido en realidad, Laura encontró una puerta mágica que la llevaba de regreso al mundo real. Aunque estaba triste por dejar atrás aquel lugar asombroso donde había aprendido tanto sobre sí misma y sobre los demás, sabía que llevaría consigo esas lecciones para siempre.
Desde aquel día, Laura se convirtió en una niña llena de bondad y compasión. Inspiró a todos los que la rodeaban con su corazón generoso y sus acciones desinteresadas.
Y así, Laura demostró que incluso los sueños más extraños pueden convertirse en oportunidades para aprender, crecer y hacer del mundo un lugar mejor.
FIN.