El Sueño de Leo
Era una noche normal en la casa de Leo, un niño de ocho años que siempre se quejaba de tener que leer. "¿Para qué sirve leer? Todo lo que quiero ya lo tengo en la tele"-, solía decir. Sin embargo, esa noche, mientras se acomodaba en su cama, sintió un ligero cosquilleo. Al cerrar los ojos, su habitación se desvaneció y se encontró en un bosque lleno de colores brillantes y árboles que parecían cantar.
"¡Bienvenido, Leo!"-, dijo una voz dulce. Leo se giró y vio a Sofía, la princesa del reino encantado. "¿Quiénes son ustedes?"-, preguntó Leo, sorprendido.
"Soy Sofía, y estos son mis amigos: Mulan, Blanca Nieves, la princesa Valiente, Vanellope, Elsa, Anna, Mary Poppins, Alicia y Hermione Granger"-, explicó Sofía con una gran sonrisa.
"¿Y qué hacen aquí?"-, inquirió Leo, un poco confundido.
"Nosotros estamos aquí para mostrarte la magia de la lectura"-, respondió Mulan.
"Siempre pensé que leer era aburrido"-, admitió Leo.
"Pero leer es una puerta a nuevas aventuras y mundos"-, agregó Elsa, mientras los copos de nieve danzaban a su alrededor.
En ese momento, un dragón juguetón emergió del bosque con un gran libro en sus patas. "¡Vamos, Leo! ¡Ayúdanos! Este libro se ha perdido y no podemos leer la historia sin él!"-, exclamó Vanellope, mientras corría alrededor del dragón.
Cada uno de los personajes tomó un momento para contarle sobre sus historias y cómo la lectura les había ayudado a enfrentarse a desafíos.
"Yo me enfrenté a un imperio para salvar a mi familia, y fue a través de los libros que aprendí sobre estrategia y valor"-, dijo Mulan con firmeza.
Blanca Nieves se unió a la conversación: "Yo solía creer que vivir en un cuento de hadas me salvaría, pero aprendí muchas lecciones sobre la amistad y la lealtad en los libros"-.
Hermione, con su varita mágica en la mano, agregó: "Con los libros puedes volar a Hogwarts y aprender sobre magia, ciencia y más. Todo lo que necesitas es tu imaginación"-.
Leo, intrigado por las historias, sintió una chispa de curiosidad encenderse en su interior. "¿Y qué debemos hacer para encontrar ese libro?"-, preguntó emocionado.
"Debemos trabajar juntos, cada uno de nosotros te dará una pista basada en nuestras aventuras"-, explicó Mary Poppins, mientras hacía aparecer una bolsa mágica.
Así, Leo y sus nuevos amigos comenzaron una travesía épica a través de bosques encantados, ríos helados y montañas altas. Cada reto que enfrentaban exigía que Leo usara su ingenio y su creciente amor por las historias.
Al llegar a una cueva oscura, se encontraron con un acertijo guardado por un genio. "Para avanzar, debes responder a mi pregunta: ¿Qué es lo que nunca se desgasta, pero siempre aumenta si se comparte?"-, preguntó el genio.
Leo recordó lo que había aprendido de sus amigos y sonrió. "¡Es el conocimiento!"- respondió con confianza. El genio aplaudió y les dejó pasar.
Finalmente, llegaron a una gran sala donde el dragón había dejado el libro. Leo lo abrió y las páginas comenzaron a brillar. "¡Es increíble!"-, exclamó mientras las palabras danzaban alrededor de él.
"¡Lo hiciste, Leo!"-, gritaron todos al unísono.
"Sí, pero no podría haberlo hecho solo; ustedes me enseñaron sobre la lectura y lo que puede ofrecer"-, dijo Leo con gratitud.
El dragón, emocionado, agregó: "Así es, joven amigo. La lectura nos conecta, nos ayuda a soñar y a ser valientes"-.
De repente, Leo sintió que comenzaba a despertar. Miró a sus amigos por última vez y prometió: "¡Voy a leer! Cada historia es una nueva aventura que quiero vivir"-.
Al despertar, Leo se dio cuenta de que había adquirido un nuevo entusiasmo por los libros. Esa mañana, corrió hacia su estantería, tomó un libro y se sumergió en una nueva aventura. No sólo había aprendido que leer era divertido, sino que se dio cuenta de que era la llave a un mundo lleno de posibilidades, justo como los cuentos de sus amigos.
Así, Leo se convirtió en un lector apasionado, y cada noche soñaba con nuevas aventuras al lado de sus amigos de cuentos. Y así, el viaje del niño que no quería leer se transformó en una historia inspiradora de valentía y amistad.
FIN.