El Sueño de Leticia



Era un día soleado en Costa Rica, y Leticia, una joven administradora de empresas, estaba sentada en su escritorio rodeada de papeles y libros. Le apasionaba ayudar a los demás y soñaba con trabajar en el sector público para hacer una diferencia en la vida de la gente.

"¿Saben? , tengo un sueño", comenzó Leticia a contarle a su amiga Ana, que estaba a su lado.

"¿Cuál es tu sueño?" preguntó Ana con una sonrisa.

"Quiero reclutarme en el sector público y ayudar a mi comunidad a través de mis conocimientos."

El deseo de Leticia era fuerte, así que empezó a investigar cómo funcionaba el reclutamiento en el sector público. Se enteró que había convocatorias abiertas donde las instituciones publicaban los requisitos para los postulantes.

"Debo estar preparada", se dijo a sí misma. Y se puso a estudiar cada requisito.

Un día, encontró una nueva convocatoria que le pareció perfecta. Sus corazones latieron más rápido al leerla. Había que presentar una serie de documentos y exámenes.

"Voy a prepararme bien", repitió Leticia. Comenzó entonces a estudiar los temas que se evaluaban: administración, finanzas y gestión pública. Ana la acompañaba en sus estudios, ayudándole a repasar.

"¡Vamos Leti, tú puedes!", la animó su amiga.

Pasadas unas semanas, llegó el día del examen. Leticia estaba nerviosa, pero con una sonrisa se dijo:

"He trabajado muy duro, ¡voy a dar lo mejor de mí!"

Ese día, al entrar al aula, vio a muchos otros aspirantes.

"¡Mucha suerte a todos!", exclamó un chico llamado Carlos.

Una vez finalizado el examen, cada estudiante tenía que esperar los resultados. La espera fue angustiante, pero unos días después, Leticia recibió un mensaje: había pasado.

"¡Lo logré!" gritó de alegría al ver su nombre en la lista de elegibles.

El siguiente paso consistía en una evaluación que incluía entrevistas y dinámicas grupales. Leticia se preparó a fondo. En la entrevista, los evaluadores le hicieron preguntas sobre su experiencia y su visión sobre la equidad y la transparencia en los procesos públicos.

"¿Qué harías para garantizar la transparencia?", le preguntó una de las evaluadoras.

"Creo que la comunicación es clave. Publicar toda la información y hacerla accesible a la gente es fundamental", respondió confiada Leticia.

Finalmente, después de un largo proceso, llegó la noticia de que había sido contratada.

"¡Soy parte del sector público!", exclamó mientras llamaba a Ana.

"¡Estoy tan orgullosa de ti!", dijo Ana con entusiasmo.

"Todo este esfuerzo valió la pena. Ahora tengo la oportunidad de hacer algo realmente grande!"

El primer día de trabajo, Leticia se sintió emocionada. Sabía que tenía un gran desafío por delante y que debía trabajar con respeto y equidad para todos, asegurándose de que cada decisión y política en la que estuviera involucrada beneficiara a la comunidad.

"Hoy empiezo a construir un futuro mejor para todos", pensó mientras miraba por la ventana y veía a la gente pasar a la espera de un cambio.

Con el tiempo, Leticia se convirtió en una referente en su comunidad. Aprendió que trabajar en el estado requería no solo conocimientos, sino también un gran corazón. Así, nunca dejó de buscar la justicia y la igualdad para cada uno de los ciudadanos.

"¿Y cómo puedo ayudar a los demás?", siempre se preguntaba Leticia.

Este cuento de esfuerzo y dedicación propuso a todos los niños que soñaran con un futuro donde pudieran contribuir al bienestar de su comunidad.

Y así, Leticia no solo concretó su sueño, sino que inspiró a otros a seguir sus pasos. Todos comprendieron que con perseverancia, respeto y ganas de ayudar, también podían cambiar el mundo.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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