El Sueño de los Jóvenes Colibríes
En un pequeño pueblo en Colombia, había un grupo de amigos jóvenes que se hacían llamar los Colibríes. Cada tarde, se reunían en un parque para soñar con su futuro y hablar sobre lo que querían hacer cuando fueran grandes. Su líder, Sofía, siempre decía:
"¡Sueños grandes, amigos! Necesitamos trabajar duro para conseguir lo que queremos. ¿Qué les gustaría hacer?"
"Yo quiero ser artista y pintar murales que alegren la vida de la gente", respondió Mateo, un chico muy creativo.
"Yo quiero ser ingeniero y ayudar a construir una ciudad más sostenible", dijo Valentina, con mucha ilusión.
"Y yo quiero ser cocinera y hacer los mejores platos del mundo", agregó Pedro, frotándose las manos.
Un día, los Colibríes se enteraron de un concurso en la ciudad que ofrecía la oportunidad de presentar sus ideas para mejorar su comunidad. La ganadora recibiría apoyo para hacer su proyecto realidad.
"¡Es nuestra oportunidad!", exclamó Sofía.
Empezaron a planificar sus proyectos. Mateo decidió que quería crear un mural en una escuela, Valentina soñó con un espacio verde donde los niños pudieran jugar y aprender sobre la naturaleza, y Pedro quería abrir un food truck que ofreciera comidas saludables a bajo costo.
"Juntos podemos apoyar nuestras ideas y hacer que la ciudad sea mejor", propuso Sofía.
Pusieron manos a la obra, trabajando en equipo después de la escuela. Crearon carteles, lograron permisos y hablaron con los vecinos para explicar sus sueños. Sin embargo, el día del concurso, se encontraron con un gran problema: una intensa lluvia había causado una inundación en la plaza donde se iba a llevar a cabo el evento.
"¡No puede ser!", gritó Valentina, preocupada.
"No podemos rendirnos ahora. Tal vez tengamos que cambiar de lugar", sugirió Mateo.
Sofía miró a sus amigos, y después de pensarlo un momento dijo:
"¡Vamos a hacerlo en el parque! Allí la lluvia no llegó tan fuerte, y la gente podrá ver nuestras ideas de cerca. ¡Es hora de ser creativos!"
Así que con mucha determinación, los Colibríes se trasladaron al parque y comenzaron a organizar sus presentaciones. Con la lluvia aún acechando, improvisaron carpas con plásticos y maderas que habían encontrado, creando un verdadero ambiente festivo. Presentaron con empeño sus ideas y contaron a todos los vecinos cómo sus proyectos podían hacer de Colombia un lugar mejor para la juventud.
El jurado, compuesto por emprendedores locales, quedó tan impresionado que decidió escuchar a todos y darles una mención especial a cada uno por su creatividad y esfuerzo.
"Todos ustedes tienen un gran futuro por delante", dijo una de las jurados. "Sus ideas son el reflejo de un trabajo digno y decente para el bienestar de su comunidad. Cada uno recibe apoyo para hacer su proyecto realidad. ¡Felicidades!"
Los Colibríes saltaron de alegría. Gracias a su esfuerzo, no solo habían ganado la oportunidad de llevar a cabo sus sueños, sino que también habían inspirado a otros jóvenes a trabajar por sus ideales.
Meses después, la escuela de Mateo se llenó de color y arte, el espacio verde de Valentina se convirtió en un lugar de encuentro para todos los niños, y el food truck de Pedro ofrecía deliciosos platillos. La comunidad se unió, y cada joven sintió que, con trabajo digno y decente, podrían lograr lo que se propusieran.
Desde entonces, los Colibríes no solo soñaban, sino que mostraban que con esfuerzo, dedicación y trabajo en equipo, podían alcanzar sus metas. El pueblo floreció, y los jóvenes colibríes se convirtieron en un símbolo de esperanza y transformación para todos.
Y así, aprendieron que el camino a sus sueños siempre es mejor cuando se recorre con los demás, llenos de pasión y compromiso por crear un futuro mejor.
Fin.
FIN.