El Sueño de Lucas



Había una vez un niño llamado Lucas, que desde muy pequeño soñaba con ser astronauta. Pasaba horas mirando las estrellas en el cielo y leyendo libros sobre el espacio.

Su habitación estaba llena de cohetes de juguete y planetas colgantes. Un día, emocionado, Lucas les contó a su familia y amigos sobre su gran sueño. Pero en lugar de apoyarlo, todos se rieron de él.

"¿Astronauta? ¡Eso es imposible! Deja de soñar despierto, Lucas", decían sus padres. Sus amigos también se burlaban: "¡No seas ridículo! Nunca llegarás tan lejos". Lucas estaba triste por la falta de apoyo, pero algo dentro de él lo impulsaba a seguir adelante.

Decidió demostrarles a todos que los sueños sí pueden hacerse realidad si uno trabaja duro por ellos. Un día, mientras paseaba por el parque, vio un afiche que anunciaba un concurso nacional para jóvenes talentosos interesados en la astronomía y la exploración espacial.

Sin dudarlo, se inscribió. Dedicó días enteros a estudiar y prepararse para el concurso. Se levantaba temprano para observar las estrellas y aprendía todo sobre los planetas del sistema solar. Practicaba matemáticas y física como nunca antes lo había hecho.

Llegó el día del concurso y Lucas estaba nervioso pero emocionado. Había otros niños muy talentosos compitiendo contra él, pero eso no lo detuvo. Respondió todas las preguntas con confianza y seguridad, demostrando todo lo que sabía.

Al finalizar el concurso, los jueces anunciaron al ganador: ¡Lucas! Su familia y amigos no podían creerlo. Estaban sorprendidos y orgullosos de él. "¡Felicidades, Lucas! ¡Eres un verdadero astronauta en potencia!" exclamaron sus padres emocionados.

"¡Wow! No sabíamos que tenías tanto talento", dijeron sus amigos arrepentidos por haber dudado de él. Lucas les sonrió a todos con humildad y les dijo: "Gracias por inspirarme a demostrarles que los sueños sí pueden hacerse realidad si te esfuerzas lo suficiente por alcanzarlos".

Desde ese día, Lucas siguió estudiando e investigando sobre el espacio exterior con más pasión que nunca.

Y aunque todavía le faltaba mucho camino por recorrer para convertirse en astronauta, ahora sabía que nada era imposible si creías en ti mismo y trabajabas duro para lograrlo.

Y así fue como Lucas enseñó a su familia y amigos una importante lección: nunca subestimes el poder de los sueños ni la determinación de aquellos dispuestos a perseguirlos hasta alcanzar las estrellas más lejanas del universo.

FIN.

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