El Sueño de Lucas
Lucas era un niño de 11 años que vivía en un barrio cercano a una ciudad industrial. Caminaba todos los días a la escuela, donde aprendía materias nuevas y soñaba con ser un gran futbolista. Después de clases, se unía a sus amigos en la cancha del barrio, donde los días se llenaban de risas, goles y muchas jugadas emocionantes.
Sin embargo, siempre había algo que lo preocupaba. En las calles de su barrio, había varios perritos que no tenían hogar. Lucas los veía a menudo, buscando comida entre los restos que dejaban los camiones de la fábrica. Les daba un poco de su almuerzo y a veces les lanzaba una pelota para que jugaran. Pero en su corazón, Lucas sabía que lo que realmente deseaba era que todos esos perritos tuvieran un hogar.
Una tarde, mientras practicaba futbol con sus amigos, Lucas tuvo una idea. "¿Y si hacemos una campaña para ayudar a los perritos sin hogar?"- propuso entusiasmado.
Sus amigos lo miraron con curiosidad. "Pero Lucas, ¿cómo se hace eso?"- preguntó su amiga Sofía.
"Podríamos vender tortas y galletitas, y con lo que recaudemos, ayudar a un refugio animal. Así, esos perritos podrán encontrar un hogar para Navidad"- respondió Lucas, con los ojos brillando de emoción.
El grupo se entusiasmó con la idea y se pusieron a trabajar. En la escuela, empezaron a hacer anuncios para invitar a toda la comunidad a su venta de repostería. La actividad logró captar la atención de todos. Los días pasaron rápidamente y llegó el día de la venta. Mientras estaban organizando el puesto, Lucas se dio cuenta de que su pequeño pueblo estaba lleno de acto solidario.
"Mirá, hay más gente de la que esperaba!"- exclamó Lucas, viendo que los vecinos llegaban a comprar dulces. Pronto, el puesto se llenó de ventas y risas. Las tortas volaban, y hasta el dueño de la panadería donó algunos panes para ayudar.
Finalmente, recaudaron una buena cantidad de dinero. "Ahora tenemos que llevar esto al refugio animal y ayudar a los perritos"- dijo Lucas, emocionado.
Con su grupo de amigos, se dirigieron al refugio. Al llegar, se encontraron con un lugar repleto de perros ansiosos y felices.
"¡Muchas gracias!"- dijo la encargada del refugio, al recibir la donación. "Esto ayudará a que podamos alimentar a muchos de ellos. Pero lo más importante es que también podemos buscarles casas adoptivas para Navidad."-
Lucas observaba cómo los perros movían la cola con alegría y cómo algunos de ellos venían a rodearlo, como si supieran que él había luchado por ellos. "¿Podemos ayudar a que sean adoptados?"- preguntó Lucas.
"¡Claro! Puedes ser un voluntario y ayudarnos a sacar a los perros a pasear, a jugar con ellos y a ayudar a que encuentren un buen hogar"- dijo la mujer, sonriendo.
Verdaderamente, ese día fue mágico para Lucas. No solo habían ayudado a los perritos, sino que también pudieron hacer algo más. Así fue como en las siguientes semanas, Lucas se convirtió en un pequeño voluntario. Cada sábado, sin falta, iba al refugio y pasaba horas jugando y cuidando a los perros.
Y lo que Lucas nunca imaginó sucedió una semana antes de Navidad: muchos de los perritos encontraron hogares cariñosos gracias a su dedicación y esfuerzo. "¡Mirá!"- exclamó Lucas un sábado, viendo cómo una familia adoptaba a un perrito muy parecido a uno que él había estado cuidando. "Esto es increíble, Sofía! ¡Estamos haciendo la diferencia!"-
En la nochebuena, mientras Lucas estaba en casa con su familia, sintió una profunda satisfacción. "No tengo un perro en casa, pero sé que hoy, muchos perritos están teniendo su primer día en un hogar lleno de amor"- pensó. Su mamá lo miró sonriendo, "Lucas, lo que has hecho es verdaderamente admirable, estás haciendo que tu comunidad sea mejor, y eso es un regalo para todos"-.
Fiel a su deseo, Lucas vio cómo su lucha había ayudado a que muchos perritos tuvieran hogar para Navidad. Y así, en el rincón de su corazón, supo que había sembrado una semilla de esperanza para todos aquellos que aún necesitaban amor. En el campo de fútbol, sus amigos lo aplaudían, y él entendió que, a veces, el verdadero gol no se hace en la cancha, sino en la vida misma, al ayudar a otros.
FIN.