El sueño de Magda
Había una vez una niña llamada Magda, a quien le encantaba bailar. Todos los días practicaba en su habitación, soñando con ser una gran bailarina algún día.
Pero un día, mientras caminaba por el parque, Magda tropezó y cayó torpemente al suelo. -¡Ay! -gritó Magda mientras se agarraba la pierna-. Me duele mucho. Magda fue llevada rápidamente al hospital, donde los médicos descubrieron que se había roto la tibia.
El doctor le explicó que tendría que usar un yeso durante varias semanas para permitir que su hueso sanara correctamente. Magda estaba muy triste porque sabía que no podría bailar durante mucho tiempo.
Le preocupaba perderse las clases de danza y no poder participar en los festivales de Navidad y Año Nuevo. Una noche, mientras estaba acostada en la cama con su pierna envuelta en un yeso blanco brillante, Magda miró por la ventana y vio una estrella fugaz cruzando el cielo.
-Pediré un deseo -susurró Magda-. Quiero sanar rápido para poder volver a bailar. Al día siguiente, cuando Magda despertó, notó algo extraño: ¡su yeso parecía más pequeño! -¡Mamá! ¡Papá! ¡Mi yeso está más pequeño! -exclamó emocionada.
Sus padres corrieron hacia ella y quedaron sorprendidos al ver cómo el yeso se había encogido hasta cubrir solo parte de su pierna. Los médicos también se sorprendieron cuando vieron lo rápido que estaba sanando el hueso de Magda.
Magda estaba muy emocionada, así que decidió seguir practicando su danza mientras se recuperaba. Aunque no podía moverse tanto como antes, encontró formas creativas de hacer ejercicio sin lastimarse.
Un día, mientras Magda hacía ejercicios de brazos en su cama, escuchó una música alegre proveniente del jardín de su casa. Se asomó por la ventana y vio a sus amigos del estudio de danza bailando al son de la música navideña. -¡Chicos! ¡Esperenme! -gritó Magda emocionada.
Sus amigos se sorprendieron al verla enyesada, pero rápidamente comprendieron que ella quería unirse a ellos. Decidieron adaptar algunas coreografías para que Magda pudiera participar desde su silla de ruedas.
Magda se sintió feliz por poder estar cerca de sus amigos y seguir bailando, aunque fuera desde una silla. Todos estaban impresionados con lo bien que Magda seguía el ritmo y realizaba los movimientos con sus brazos. A medida que pasaban las semanas, el yeso seguía encogiéndose hasta desaparecer por completo.
El hueso de Magda había sanado completamente y estaba lista para volver a bailar sobre sus dos piernas. El día del festival navideño finalmente llegó y todos los padres estaban ansiosos por ver las actuaciones de los niños.
Cuando llegó el turno de Magda, ella salió al escenario con una gran sonrisa en su rostro. Mientras la música empezaba a sonar, Magda dio un salto elegante y comenzó a realizar movimientos gráciles con su cuerpo.
Todos en la audiencia quedaron asombrados al ver cómo Magda había superado su lesión y volvía a bailar con tanta pasión. Cuando terminó su actuación, el público estalló en aplausos y ovaciones.
Magda se sintió tan feliz y orgullosa de sí misma por haber superado los obstáculos y seguir persiguiendo su sueño de ser una gran bailarina. Desde ese día, Magda nunca dejó que nada la detuviera.
Bailaba con alegría en cada festival de Navidad y Año Nuevo, inspirando a otros niños a perseguir sus propios sueños sin importar los obstáculos que se presenten en el camino. Y así, Magda demostró que con determinación y pasión, cualquier sueño puede hacerse realidad.
FIN.